No llueve parejo


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Percepción generalizada, referente a dicha problemática. Debido en primer término al cambio climático dominante que reduce la precipitación pluvial. Lo normal en la época actual dista de tener presencia. Fenómeno preocupante por las consecuencias que afectan cultivos campiranos. Existen sequías y pérdidas cuantiosas de las cosechas.

Juan de Dios Rojas


Situación responsable de provocar un repunte en las alzas groseras de precios relativos a la canasta básica. Sobre todo del maíz y frijol, fundamento dietético de la mayoría poblacional. El desequilibrio en mención como puede verse amerita acciones que eviten a toda costa un mayor y crítico descalabro de inmediato, en beneficio colectivo.

Aun en condiciones de orden normal, no llueve parejo.  Hay desde conatos, lloviznas leves y pasajeras, hasta torrenciales chubascos. Con el añadido de peligrosas tormentas eléctricas que generan intranquilidad, a unos más, a otros menos. Dependiendo en conclusión del hábitat, y por supuesto del estado anímico, de suyo predispuesto al nerviosismo.
De acuerdo a predicciones del tiempo dadas a conocer a diario, se corrobora una vez más esta situación atípica.  No llueve parejo en las diversas regiones del país. Un desbalance acrecentado en el actual estado de cosas. Atribuible además del cambio climático a la actitud repudiable de los propios pobladores inconscientes, en menoscabo del entorno.

En el sentido innegable que son depredadores de cuanto tienen a su alcance, con ánimo impulsivo censurable a todas luces. Ven el panorama patético en alto grado, pero no dan marcha atrás, mediante un absurdo desbordante. Qué triste es ver tanta pérdida de valores humanos en el presente. Traslada pronto a que corten las alas del futuro.

Dejemos de pensar que el caso de no llover parejo es algo nuevo y sorpresivo. Ese cambio a estas alturas resulta cajonero. Data de mucho tiempo pasado, por aquello que la memoria le sea infiel. En cierto modo existe ya costumbre merced al poder de adaptabilidad que tenemos los mortales. Por lo visto gana terreno con decisión errática.
La moderna tecnología representa una puerta abierta de par en par. Factibiliza con un click, enterarse de sucesos al instante, como noticias de gran impacto. El derecho de informarse cobra realidad para los efectos consiguientes. Así las cosas pautan el panorama envolvente, aquí y allá.  En el norte y sur caen aguaceros, y en el resto cielos despejados.

Ejemplo convincente hace gala. Confirma como en la ciudad capital no llueve parejo. Fácil viene a ser la verificación del fenómeno natural. Incluso vemos el extremo; por ejemplo en calles y avenidas de por medio el revés de la medalla, sin lluvias, tampoco granizo, todo presenta normalidad. Comparable al proverbial increíble pero cierto.

Ese descontrol manifiesto redunda en afectaciones que generan enfermedades. Personas que desarrollan vida activa no saben qué ropa ponerse temprano. Pero viajan con sombrías o capas, por las dudas. Refleja el descontrol en mención, cambios marcados en usos y costumbres cotidianas. Al final de cuentas la urgente necesidad obliga.

A propósito, el ingenio chapín encuentra material propicio. Un bolito ve la emblemática cortina blanca al frente de una vivienda del sector populoso citadino. Penetra ansioso de curarse “la cruda” Pero al repartir las copas lo saltean repetidas veces, desiste entonces y al cruzarse con otro amigo le dice tajante: ¡aquí tampoco llueve parejo!

El caso motivante de los presentes renglones forma experiencias en el trajinar de los habitantes. Inscrito, o no, en su diario, sumatoria misma de dichas vivencias constituye ejemplo de la realidad. El relevo generacional continúa su marcha veloz, a tono con el ritmo similar precisamente del diario vivir en medio de dificultades.