Interesante ejercicio el de consultar la Constitución Política ahora que el hormiguero esta alborotado con eso de que Arzú, Sandra, Zury y Harold tienen aspiraciones presidenciales. Con esos textos tan complicados, ambiguos y contradictorios es evidente que la cosa se va a poner alegre. No estoy tan seguro pero quiero suponer que los constituyentes no hicieron las leyes con el propósito de poner al país en el riesgo del cisma político en el que nos encontramos en estas vísperas electorales. Las discusiones e interpretaciones del texto constitucional estarán en la picota de aquí hasta pasada la convocatoria oficial del Tribunal Supremo Electoral y por supuesto para ganar la guerra deben de ganarse las batallas y una de las más importantes será aquella de la elección de la nueva Corte de Constitucionalidad, al fin y al cabo son los señores magistrados los que discutirán y emitirán opinión legal y oficial al respecto.
La cosa es que en las cortes y en cualquier café de esquina las discusiones estarán centradas en varios aspectos legales, políticos y sociales: que si lo de cónyuge forma o no grado; que si tienen prohibición los ministros religiosos… ¿existirá un «nombramiento» de ministro religioso?; que si la hija de un golpista, que no podía, pero que sí pudo, tiene derecho; que si el espíritu de la ley es otro al de la letra muerta; que si la situación actual es tan mala que no importa lo que diga la ley sino lo que diga la gente; que si con el divorcio es suficiente. En fin las páginas del 186 y 187 serán las más gastadas del libro constitucional.
Las leyes se hicieron con el objetivo fundamental de limitar las acciones de los gobernantes ante los gobernados y no al revés por lo que me parece prudente solicitarles a estos cuatro preaspirantes que se hagan un examen de conciencia y que si lo pierden desistan de su ambición presidencial (como que si me fueran hacer caso). Y lo digo en serio, no se puede entender como gente preparada, estudiada y leída como ustedes desafían nuestro frágil sistema institucional a sabiendas de lo que esto puede generar con un pueblo desesperado. La cosa está con la mecha corta y ustedes están dispuestos a encender el polvorín con tal de satisfacer su ambición presidencial. Tienen todo el derecho de querer ser presidentes, pero una cosa es querer y otra es poder. Y no me malinterpreten, yo soy de la opinión que la ley para poder ser Presidente debiera de leer algo como: «Todo aquel guatemalteco mayor de 18 años» pero lamentablemente nuestra Constitución, en este aspecto como en otros, tiende a poner muchísimas condiciones de manera que los candidatos salen más por permiso que por derecho.
Pensemos en grande, a más largo plazo y sigan ayudando desde donde la ley se los permita y si aún así, después de poner todo su empeño y esfuerzo para que las cosas mejoren no se les han quitado las ganas, pues entonces hagan los esfuerzos legales necesarios y cambien las reglas del juego. De una vez se les advierte que no queremos protestas de acarreados pidiendo inscripciones, eso lo digo por si a alguno de ustedes se le ocurre hacer lo que hizo el FRG para la inscripción del General, que además de un abuso fue una pésima movida política que generó más animadversión contra el candidato. Trabajen por diputaciones y lleven los cambios requeridos al legislativo y después participen. De momento, por favor, ¡NO JODAN!