Su único objetivo: «Salvar vidas», así lo describen los socorristas que a diario exponen su vida para apoyar a otras personas; sin embargo, pese a ese esfuerzo, los resultados no siempre son los esperados, pues en lugares de riesgo las amenazas y agresiones persisten.
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Muchas son las emergencias que cubren a diario los bomberos, quienes rara vez descansan de la ola de violencia y accidentes que persisten en este país y que cobran cientos de vidas humanas.
La situación se complica cuando deben ingresar a lugares considerados de «riesgo», donde operan grupos delincuenciales rivales y se oponen al trabajo de los cuerpos de socorro.
A decir de los paramédicos concentrados en subestaciones de las colonias Lomas de Santa Faz, El Limón, Barrio Colombia y la Colonia Maya, en la zona 18; así como en El Mezquital y Villalobos, en la zona 12, y otras colonias de las zonas 5 y 3, estos lugares son puntos hostiles, donde se está consciente que puede suscitarse un enfrentamiento armado o agresiones en contra de ellos.
Un bombero voluntario, asignado a la subestación que cubre las colonias de la zona 18, de quien por seguridad no daremos a conocer su identidad, afirma, que han sido recibidos a balazos por grupos delictivos que operan en esos lugares, esto porque cuando se dan enfrentamientos armados, la clica rival hace lo posible para evitar que se salve la vida de uno de sus «enemigos».
Según el relato de esta persona, han llegado al punto de que los rivales bajan al paciente herido de la camilla para evitar que sea salvado, aunado a las palabras soeces y agresiones que reciben los paramédicos para que no se lleven al contrincante.
«Es arriesgado, pero nuestra única meta es salvar vidas, no importa quién es, si es delincuente, es asesino, es pandillero, antes de todo eso, es una persona», afirma el bombero.
Con este principio coinciden los Bomberos Municipales, quienes han pasado por la misma situación de sus compañeros Voluntarios, en donde se ha llegado al punto de arremeter en contra de las ambulancias que trasladan a los heridos.
Carlos Pérez, socorrista Municipal, dice que las amenazas y los insultos persisten en este tipo de emergencias, ya sea por la insistencia del pandillero para que salve a su compañero, o por el grupo rival que a toda costa quiere que su contrincante muera en el lugar.
«El principio primordial nuestro es apoyar a las personas que nos necesitan, no nos fijamos a qué se dedica o qué ha hecho, realmente lo que a nosotros nos importa es ayudarlo a vivir», afirma Pérez.
A criterio de los entrevistados, no sólo deben aguantar las agresiones de los grupos delincuenciales, pues la población también contribuye a insultaros en algunas ocasiones, ya que los culpan de dejar vivir a personas «desagradables o causantes de daño».
Según las fuentes, esto resulta muy difícil porque entienden perfectamente la indignación de la gente, pero es importante que conozcan que en la labor de un bombero predomina el principio de proteger la vida a toda costa.
Los representantes de los Bomberos Municipales y Voluntarios se niegan a admitir que han sido golpeados, pues «sólo recibidos a balazos», dice uno de los entrevistados, sin embargo, la gente que ha sido testigo de las emergencias cubiertas por los paramédicos, opinan lo contrario.
A decir de vecinos que residen en las colonias de la zona 18, han visto cuando los delincuentes arremeten en contra de los bomberos, quienes en algunos casos se ven obligados a solicitar el apoyo de la Policía Nacional Civil (PNC) para descender a esos puntos donde residen los grupos delincuenciales.
Carlos Pérez agrega «cuando consideramos que es convenientes solicitamos la ayuda de la Policía, que nos dan acompañamiento para evitar que seamos víctimas de una agresión, ellos nos resguardan cuando es necesario», afirma.
Los socorristas concluyen en que a pesar de las circunstancias, están conscientes de su labor por procurar la vida, pues coinciden en que este es uno de los dones más preciados, que debe ser protegido.