«No hubo luna de miel, ni noche de bodas»


Roberto Robles.

Crear una polí­tica de comunicación que le permita a la ciudadaní­a conocer qué está haciendo el Gobierno, ha sido una piedra en el zapato de la mayorí­a de administraciones gubernamentales, cuyos funcionarios se quejan de una mala relación con la prensa.


El trato que la mayorí­a de medios dio a la gestión gubernamental de í“scar Berger ha sido diferente con el presidente ílvaro Colom, quien lo resiente al asegurar que «no hubo noche de bodas». Ronaldo Robles, un periodista «de los de abajo», como se califica, es el Secretario de Comunicación Social de la Presidencia y hoy delinea esas dificultades y sus causas.

P: ¿Cuáles han sido los principales escollos que la secretarí­a a su cargo ha tenido que sortear para que la comunicación del Gobierno sea efectiva?

R: En Guatemala existe un problema serio de comunicación entre todos los sectores de la sociedad y esto se refleja cuando se pretende conformar un equipo de gobierno que debe asimilar la conducción de un Estado complejo, debilitado y hecho precisamente para que no funcione; por lo tanto, genera problemas que parecen ser de comunicación.

Existen algunos aspectos que no necesariamente son de cómo nos comunicamos con la población, sino de cómo los hacemos los funcionarios entre nosotros mismos, ahí­ me parece hay algunas dificultades dignas de una primera etapa en la cual se busca cohesionar el pensamiento polí­tico de un grupo que no vení­a trabajando junto.

P: A qué obedece esta falta de coordinación y cohesión entre funcionarios. Las declaraciones del vicepresidente Espada son paradigmáticas, en el sentido que dice una cosa y el presidente Colom otra.

N: No hay que ser dicotómicos, porque una cosa es decir el problema de comunicación, como si existiera de manera permanente y fuera una constante. Eventualmente ha sido cuando no ha habido una coincidencia sobre el planteamiento que públicamente se realiza. Sin embargo, me parece que esto se origina en la suma de muchas individualidades que no hacen una colectividad. Una colectividad se hace dí­a a dí­a y se construye trabajando juntos, esa colectividad es la que poco a poco va construyendo el gobierno. Es una etapa inicial en la cual creo que no es permisible, ni justificativo que existan este tipo de circunstancias, sin embargo, sí­ se pueden explicar y comprender.

P: Hacia afuera, se ve como una disposición dictatorial la decisión del presidente Colom de prohibirles a sus ministros referirse al Plan de los 100 dí­as

R: Para empezar no existe una polí­tica al respecto, sí­ reconocemos que algunos funcionarios han tenido un perfil más bajo que el deseable; sin embargo, conforme se supere esta etapa de comprender en qué estado recibieron la administración pública, poco a poco van a ir descubriendo y constatando que ellos son los operadores polí­ticos por excelencia de este gobierno y que deben tener una participación más constante en los asuntos públicos. No hay ninguna tendiente lógica a limitar información y ahí­ serí­a muy simpático e interesante comprender cómo los guatemaltecos nos vamos construyendo medias verdades, en muchos casos, no digo en todos, se tergiversa, se magnifica, se confunde, se equivoca y eso se traslada al imaginario de nuestra sociedad.

P: El hermetismo del Ministro de Agricultura fue tal en el Congreso que prefirió se le interpele. Se interpretó como un acatamiento a la orden presidencial.

R: Fue una decisión polí­tica tomada por el Ejecutivo el no informar sobre algo que todaví­a no está concluido. El Plan de los 100 dí­as más que un listado de buenas intenciones o de acciones por ejecutar, lo que pretendí­a era empezar a marcar un nuevo rumbo al paí­s y eso estamos convencidos que se ha logrado, pero lógicamente hay quienes prefieren convertirlo en una lista de supermercado porque es más fácil para sus fines opositores y de crí­tica, lo respetamos, pero sí­ habí­a una polí­tica deliberada de guardar información hasta que esté concluido un plan. Cuántas actividades realizamos en los dí­as 97, 98 y 99 y no es porque se estén realizando a última hora, sino porque así­ estaban programados. Entonces, informar sobre cosas que no estaban sucediendo es una falta de respeto a la población.

P: Ustedes se han quejado que la prensa no les dio el beneficio de la duda como lo hizo con la anterior administración. ¿Cuál es la relación con los medios de comunicación?

R: A nuestro leal saber y entender, no hubo luna de miel, ni noche de bodas, como dice el Presidente, tampoco lo pretendí­amos; sin embargo, sí­ reconocemos y estamos convencidos que ha habido una mayor crí­tica hacia lo que hace este gobierno.

P: ¿A qué considera que obedece ello?

R: Creemos que los fantasmas del pasado acosan no solo a algunos medios de comunicación, sino a muchos sectores de la sociedad que viven esa realidad mediática. No se trata de todos los medios y mucho menos de todos los periodistas, pero en este paí­s nadie puede ocultar que el periodismo a veces sirve para impulsar agendas determinadas o no impulsarlas. Dependerá mucho de cuál es la ideologí­a del medio, cuáles son sus intereses, cuáles las vinculaciones de sus propietarios con el tipo de información que en algunas oportunidades puede publicarse. Por ejemplo, no es lo mismo beneficiar al 70 por ciento de la población que perjudicar el 30% y digo en cuanto a la presentación de una noticia referente a la tarifa solidaria. ¿Qué preferimos ver, el vaso medio vací­o o medio lleno?

Yo dirí­a que si existe un problema de comunicación es un problema que lógicamente cada quien tiene el derecho de trabajar, porque al final de cuentas los medios de comunicación son empresas privadas y tienen una gran responsabilidad con la población y si no hacen bien su trabajo están engañando a los guatemaltecos.

Esto pasa por la realidad mediática que nos trasladan, que nos pintan a veces, no es la realidad, está magnificada o carece de muchos elementos para comprender nuestro entorno.

P: ¿El presidente Colom ha reconocido estas fallas en la comunicación?

R: Cuando el presidente Colom reconoce fallas en la comunicación me gustarí­a precisar y casi en defensa propia afirmar que no se trata de un problema de la Secretarí­a de Comunicación. Comunicación es casi lo que pasa haciendo un polí­tico las 24 horas del dí­a y es ahí­ donde hay que mejorar esos canales intrafuncionarios, intra-Estado para poder trasladar a la opinión pública de manera correcta las decisiones tomadas.

No hay un pensamiento homogéneo en un gobierno y a veces las opiniones de los funcionarios deben ser vistas bajo esa óptica. No se deben comer ansias, porque es precisamente cuando se incurren en imprecisiones de parte de la prensa y funcionarios.

P: Todos los gobiernos se han quejado de la prensa, ¿cuál es la actitud de ustedes?

P : Apertura total y respeto a todos los medios; sin embargo, haciendo paso por la historia hay que diferenciar dos lí­neas en torno al periodismo guatemalteco. La primera es en la que participamos muchos periodistas, muchos reporteros, los de abajo, que hacemos el trabajo con un compromiso social, con un romanticismo histórico pero hay quienes lo realizan como un mecanismo para impulsar sus agendas polí­ticas, personales y comerciales y de eso hay bastante.

Hay muchos buenos periodistas que hacen su labor con la mejor de sus voluntades y un corazón muy grande, pero hay grandes empresas que anteponen sus intereses económicos y determinan sus agendas noticiosas y con eso tenemos que vivir, es un problema que no es exclusivo de Guatemala.

La acumulación de grandes capitales ha redundando en la acumulación de los grandes emporios mediáticos, con el propósito de ir construyendo una mentalidad hegemónica, un pensamiento único muy fuerte que pasa por lo económico, social, polí­tico, que después amansa a la población que escucha, lee o ve los medios, lo cual resulta conveniente para algunos, para sus agendas comerciales, polí­ticas y económicas.

Nosotros creemos en la necesidad de que la información fluya de una manera adecuada y en medios plurales y de la pluralidad en los medios, que le den voz a la mayor parte de los sectores de la población y que existan medios de todo tipo.