No hay peor ciego que el que no quiere ver


Los números no mienten. Los resultados de las encuestas electorales se hacen a base de números y estos arrojan que los mal llamados «indecisos» siguen predominando en la actual contienda, es decir, el rubro que aglutina a quienes cada vez más nos asqueamos de los politiqueros, a los frustrados por tantas promesas electorales incumplidas y a quienes seguimos esperando que nos digan cómo es que van a poder cumplir sus planes de trabajo y no solo contentarse con enunciarlos. ¿Es que ofrecer el combate a la violencia no lo hace cualquiera?

Francisco Cáceres Barrios

Tome la encuesta que usted quiera y aprecie estimado lector que a pesar, del gran esfuerzo que se hace para ocultar la realidad por parte de quienes interpretan los resultados, que los grandes ganadores de este proceso electoral siguen siendo los apáticos; los que no tienen por quién votar, también llamados indecisos; los que prefieren no responder; los que de ir a votar, van a anular su voto y los que ni se van a tomar esa molestia. Respondiendo a un candidato que pregunta ¿quién ganarí­a si las elecciones fueran hoy?, yo le contesto sin temor a equivocarme ¡esos que ustedes llaman «indecisos»! Pero no se deje llevar por mi opinión, hagan números y podrán comprobar que el que dice encabezar las encuestas no llega a alcanzar el porcentaje que sigue teniendo la gran mayorí­a de apáticos, indiferentes o quienes no tienen un pelo de tontos y que teniendo la paciencia hasta el copete no quieren ni oí­r hablar de tanto politiquero que prolifera por todas partes. La decepción por la falta de buenos resultados sigue cundiendo, aunque a los mí­tines concurran los mismos que poco les importa de qué color sea la banderita, con tal de llevársela a su casa para que jueguen los patojos o a ver qué pescan, a lo mejor un buen catarro ante la inminente caí­da del chaparrón de la época lluviosa. Mientras tanto, ¿hasta cuándo se van a percatar nuestros polí­ticos que los insultos, codazos y patadas a las espinillas lo único que hacen es confirmar el pobre criterio que se tiene de ellos?

Acabo de escuchar a un candidato decir que eso de que se hayan interrumpido los asesinatos de los choferes, es señal de que alguien interesadamente los estaba propiciando y yo le pregunto: ¿no ha querido o podido ver que los criminales con tal de alcanzar sus fines cambian de estrategia cuando menos uno se lo espera?; ¿es que nadie le ha contado que la extorsión a los tenderos, a la economí­a informal callejera y hasta la de los más antiguos inquilinos de los mercados se ha vuelto insoportable? De una cosa debiera estar segura nuestra casta polí­tica, la confianza se logra sólo con la verdad, la moral, los valores y principios asidos de la mano. No es con mentiras, falsas apariencias, estudiados gestos, mucho menos con payasadas como van a poder recuperarla.