Esto comienza a parecer una historia vivida ya en 1999. Varias compañías de internet —algunas rentables, otras no— perciben una oportunidad de oro y forman fila para lanzar sus acciones al público este año.
SAN FRANCISCO / Agencia AP
Pero hay algo que debe tenerse en mente: aunque la nueva fiebre de internet se apodera de Wall Street, la situación no se acerca siquiera a los días vertiginosos del auge de las llamadas empresas «punto com», cuando los inversionistas compraron títulos con el mismo impulso con el que se adquiere un billete de lotería. Hoy, las acciones de empresas tecnológicas están en su precio más bajo en más de nueve años, al menos a juzgar por un referente de las compañías calificadoras.
Este año podría deparar la mayor cantidad de ofertas públicas iniciales de acciones de compañías tecnológicas desde el 2000. Pero los capitalistas que aportan fondos a las empresas incipientes de alta tecnología no están apostando su dinero a la internet como antes. Incluso las compañías en línea que crecen rápidamente, como LinkedIn Corp. y Pandora Media Inc., han perdido parte de su brillo, tras deslumbrar a los inversionistas cuando sus acciones salieron a la venta en semanas recientes.
Todos esos factores sugieren que prevalece la serenidad, particularmente en un momento delicado de la economía global.
En lo que va del año, 28 de las 74 ofertas públicas iniciales completadas en Estados Unidos han sido efectuadas por compañías de tecnología, de acuerdo con la firma asesora de inversiones Renaissance Capital. Si, como se espera, se completan otras 31 ofertas públicas iniciales por parte de empresas tecnológicas, serán la mayor cantidad en el sector desde el 2000.
El entusiasmo creciente por los servicios de internet refleja cuán lejos ha avanzado este sector desde el auge de las punto com. Unos 2.000 millones de personas en todo el mundo tienen ahora acceso a la red mundial, unas ocho veces la cifra registrada en el 2000.
Las conexiones de alta velocidad se han vuelto comunes, convirtiendo la internet en un centro de entretenimiento, no sólo de información. Y los teléfonos celulares, junto con otros dispositivos móviles, han hecho posible mantenerse conectado desde casi cualquier lugar y en todo momento.
«Yo no veo una burbuja», dijo Mark Andreessen, conocido como fundador del primer navegador de internet, Netscape, en una entrevista ofrecida en marzo a The Associated Press. Andreessen tiene inversiones diseminadas en toda la internet, principalmente en compañías que aumentan constantemente sus ingresos.
Algunas de esas empresas son incluso rentables, algo que no ocurría a finales de la década de 1990. Por eso, Andreessen considera lógico que fluya más dinero en una de las partes más promisorias de la economía estadounidense.
«Pienso que la gente confunde el éxito con una burbuja», dijo Andreessen. «Tal vez aquí tenemos sólo empresas que funcionan».
Pero compañías tecnológicas bien establecidas, incluidas muchas que ayudaron a convertir la internet en lo que es actualmente, han caído de la gracia de los inversionistas.
Incluso Google, la compañía de internet más rentable del mundo, no ha recibido muchas muestras recientes de aprecio. Aunque sus ganancias siguen aumentando a un ritmo robusto, sus acciones han bajado en lo que va del año.
LindkedIn, que opera un sitio de redes de socialización con fines profesionales, generó versiones de otro auge de las empresas «punto com» cuando sus acciones subieron a más del doble en su debut en el mercado. LinkedIn obtuvo una valuación de mercado de 9.000 millones de dólares, la mayor para una empresa de internet desde el 2004, cuando Google lanzó sus títulos.
Luego, Pandora Media, una radioemisora por internet, dobló el precio objetivo de su oferta pública inicial debido a la intensa demanda. Al final de su primer día de cotizaciones, en junio, Pandora tenía un valor de mercado de 2.800 millones de dólares, más que AOL Inc. en la actualidad, que a comienzos del 2000 llegó a tener un valor de mercado superior a los 160.000 millones de dólares.
Las acciones de Pandora cayeron por debajo de su precio de lanzamiento, de 16 dólares, en su segundo día en el mercado, y luego han tenido otros decrementos, lo que sugiere que los inversionistas tuvieron algunas dudas sobre una compañía que aún no genera ganancias, pese a contar con un público de 94 millones de personas. En otro indicio de sobriedad, las acciones de LinkedIn han perdido más de una cuarta parte de su valor desde su primer día de cotización.
Pero la cautela sería fugaz. Groupon Inc., vendedora de cupones en línea, presentó el 2 de junio su solicitud de una oferta pública inicial, lo que ha hecho que los analistas se pregunten si su valor superará los 25.000 millones de dólares, incluso más de lo que alcanzó Google en el día en que se lanzó a los mercados públicos.
Los ingresos de Groupon crecen a un ritmo más rápido que los de Google cuando presentó su oferta pública. Pero a diferencia de Google, Groupon pierde dinero, 413 millones de dólares el año pasado.
En las reuniones entre los ejecutivos de Groupon y los prospectos de inversionistas para la oferta pública, podrían surgir preguntas sobre por qué los miembros de la compañía decidieron vender muchos títulos que se supone serían muy atractivos. Desde abril del 2010, los ejecutivos vendieron 860 millones de dólares en acciones, de acuerdo con documentos presentados ante la Comisión de Bolsa y Valores.
Las ventas generaron 382 millones de dólares para el cofundador Eric Lekofsky y 28 millones para otro cofundador, el director general Andrew Mason. Ambos figuran todavía entre los principales accionistas de Groupon.
La oferta pública inicial de Groupon se realizaría en septiembre u octubre.
Otras ofertas del sector de internet que están cerca son la de Zynga, productora de populares juegos en la Web, como «CityVille», y Facebook, que con más de 500 millones de usuarios es la candidata más probable a convertir la fiebre de internet en un delirio.
Fecebook, fundada hace siete años en un dormitorio de la Universidad de Harvard y que podría lanzar sus acciones a comienzos del 2011, ha sido valuada ya por inversionistas privados en 85.000 millones de dólares.