Cuando se produjo esa extraordinaria alza en los precios del barril de petróleo de 60 dólares a 147 en menos de un año, los artífices del incremento recurrieron a las leyes de la oferta y la demanda para justificar la escalada y culparon a los consumidores de China y la India por el fenómeno. Uno leía en distintos medios de comunicación que la expansión económica de esos dos países había elevado a tales niveles el consumo que el precio del petróleo se veía presionado por la simple y lógica aplicación de la más fundamental de las leyes del mercado.
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Algunos sostuvimos en ese tiempo que el aumento era producto más de la especulación financiera que del comportamiento del consumo, pero la avalancha de los expertos en economía de mercado era abrumadora. Ayer, sin embargo, la cadena de televisión de Estados Unidos CBS proyectó un importante trabajo de investigación en su programa 60 Minutes, en el que explica cómo fue que ocurrió el fenómeno y resulta que atrás de todo no estaban los países productores señalados de voraces por el incremento, sino curiosamente los mismos bancos de inversión que generaron el colapso económico de los Estados Unidos y se trajeron al pico a Wall Street.
En efecto, según el programa, el alza se fraguó en la cotización del petróleo en el mercado de futuros. Hay que reconocerle a Raúl Girón que actuó con la misma visión que lo hicieron destacados banqueros norteamericanos cuando puso el dinero del Congreso en compras a futuro de petróleo, puesto que fueron muchos los que se hicieron ricos con la especulación que empobreció al mundo entero.
Según CBS y sus fuentes, nunca hubo aumentos de consumo explosivos para justificar esas alzas que eran incomprensibles. En un día el precio del barril de crudo subió 25 dólares sin que nada pudiera dar razón a ese incremento y cuando se observaron las mediciones de la demanda mundial, se pudo constatar que la misma se había contraído por diversas razones, lo que en todo caso hubiera provocado una reducción del precio.
Concretamente CBS señaló -y así está consignado en su página Web- a los bancos de inversión Morgan Stanley, Goldman Sachs, Barclays, y J.P. Morgan, cuyos ejecutivos obtuvieron ganancias billonarias luego que invirtieron cientos de billones de dólares de sus clientes en la especulación del petróleo.
Por supuesto que la mano invisible que tanto pregonan los radicales que asignan al mercado poderes sobrenaturales nunca funcionó y la burbuja se reventó cuando los bancos de inversión excedieron su capacidad porque la codicia rompió el saco. La baja del precio del petróleo coincidió con la crisis de los bancos de inversión, puesto que cuando éstos dejaron de especular porque ya la pirámide estaba llegando a su punto final, dejaron de comprar a los precios exagerados que mantuvieron. Y es que ellos no tocaron nunca un barril de crudo, sino compraban papeles y vendían papeles quedándose con millonarias utilidades en cada transacción.
Lo triste de todo está no sólo en que millones de pobres en el mundo pagaron las consecuencias de la voracidad de los lagartos que dirigían esos bancos, sino que los teóricos del neoliberalismo jamás aceptarán su error y seguirán envenenando la mente de la juventud con la paja de su prédica de ese mercado perfecto, capaz de autorregularse y de corregir excesos generados por la codicia humana.