El señor Edgar Martínez (mis respetos), aquí, en Diario La Hora, hace referencia a la Butaca que escribí el 3 del corriente mes titulada: “Las mujeres deben aprender a defenderseâ€, pero el caso es que me atribuye conceptos que no son míos, él dice: “El problema de la mujer es como usted menciona, de defenderse del hombre, de comprar una pistola o hacerse karateca para darle en la madre a Adán y meterle la manzana, no en la boca sino en otro lugar más dolorosoâ€, eso no lo escribí yo y puede constatarse al leer mi Butaca del mencionado 3 del corriente, esos conceptos son suyos.
También dije en otra parte de esa Butaca: “Entonces conviene enseñarle a la mujer a defenderse de esas agresiones, tomando en cuenta que ellas también poseen fuerza muscular, con la cual pueden encararse a su agresor, sin llegar, desde luego, a extremos onerosos que agravarían la situación, y peor si hay descendencia procreadaâ€, como se ve, estoy eliminando la violencia. Don Edgar también menciona lo del clon, citado por mí, pero dije que de acuerdo con las técnicas modernas eso se llama “clonarâ€.
Por otra parte, el señor Martínez hace unas consideraciones atinadas cuando dice que: “el verdadero problema de la mujer es Adán, o sea el hombre… y otras líneas. Más adelante presenta una propuesta, que me parece muy buena, al decir que se debe lanzar una campaña de educación para Adán y para Eva, para que él aprenda a respetar y apreciar a la mujer como parte de su equipo, de su familia, (y concluye), allí estará el fin de la violenciaâ€, muy hermoso.
En otro tema, pero relacionado a la alteración de textos, viene resultando parecido a lo que sucede con mis obras de teatro, soy dramaturgo, especialmente las de un acto, van y vienen por todo el país porque hay varias que están editadas y son representadas por grupos escolares y de aficionados, entre estos se presenta la mala costumbre de hacerles “arreglosâ€, sin mi autorización, y me hacen decir cosas que no están en el libreto, me han ocasionado reclamos y disgustos, desde luego, tengo que aclarar ante el público que lo que se reclama no es escrito por mí. En la actualidad soy el decano de los dramaturgos guatemaltecos, la estafeta, ya lo he mencionado, me la dejó Mario Monteforte Toledo, y también pertenezco a la Vieja Guardia del periodismo nacional, pues ya van noventa años de edad, pasaditos.
Con eso doy por concluido este diálogo, reiterándole mis respetos a don Edgar Martínez.