No es lo mismo sembrar que enterrar


Oscar-Clemente-Marroquin

La gente de campo sabe que no todo lo que se entierra germina y que es fácil abrir un hoyo y colocar algo dentro, pero no es tan sencillo abrir ese mismo hoyo para colocar una semilla que termine dando frutos. Pienso en esto porque es obvio que la candidatura del oficialismo pareciera más un acto de enterrar algo que de sembrar y me explico.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

 


La señora Torres tiene la oportunidad de participar dentro de cuatro años sin ninguna limitación, sin restricción alguna porque su aspiración no entrarí­a en colisión con las normas constitucionales, para lo cual hay que sembrar, es decir, tiene que actuar ahora muy inteligentemente para lograr el mejor resultado. Su candidatura ha enfrentado serias dificultades porque la ha manejado con tal desprecio por la constitucionalidad del paí­s que no sólo se ha divorciado, sino que está poniendo en serio peligro su futuro polí­tico.
 
 El dí­a de mañana pesará sobre ella mucho lo que pasa ahora, y aunque lograra una inscripción basada en fraude de ley por apoyos polí­ticos que le consiguieron entre miembros del sistema de justicia su hermana y Fajardo, en alianza con el Rey del Tenis, sus probabilidades son escasas y hasta un triunfo serí­a seriamente cuestionado por las dudas que hay en el ambiente.
 
 En cambio, una retirada inteligente, para convertirse en lí­der del partido desde el Congreso y defender allí­ sus aspiraciones frente al embate de los nuevos dueños de la UNE, los Alejos, le puede abrir la puerta a posicionarse como una mujer que respetó la Constitución y que dirigiendo la bancada de su partido en el Organismo Legislativo se posiciona y realiza campaña desde ahora mismo con la mira puesta en las elecciones presidenciales a realizarse dentro de cuatro años. Ciertamente ella sabe, mejor que nadie, que tiene formidables adversarios en su propio partido porque tanta fortuna amasada a la sobra del poder no llenó las ambiciones y estas han crecido por lo que por sabido se descuenta que el partido oficial está por cambiar de dueño y si alguien lo puede detener será precisamente la señora Torres de Colom, si juega sus cartas acertadamente.
 
 De lo contrario estará enterrando sus posibilidades para llegar a la Presidencia, tema que obviamente le causa enorme obsesión. En esto hay que entender que está rodeada de gente que le insiste en que siga, que eche reata porque para ellos es vital que se mantenga la postulación siquiera para prolongar su bienestar personal y económico hasta que se den las elecciones. Hay un montón de gente que pasó a mejor vida lambisconeando a la señora y ella, como ocurre generalmente con los seres humanos, se ha creí­do todo lo que le dicen y no abre los ojos para ver que su propio futuro está siendo seriamente comprometido por el papel de esos que le dicen al oí­do que todo va bien, que sacando a un montón de gente a la calle va a consolidar su inscripción como lo hizo Rí­os Montt en el 2003.
 
 Los que así­ le insisten, muchos de los cuales tienen miedo de tener que regresar a ser usuarios del transporte urbano como lo fueron antes de que un vehí­culo oficial los transporte, no tienen empacho en presionarla y adularla, porque para ellos es vital que continúe y, si se puede, que “a como dé lugar” la inscriban y que también “a como de lugar” ganen las elecciones. El paí­s, en esta coyuntura, sale sobrando para esas mentes que no piensan más que en el fantasma del regreso a su propio pasado lleno de frustraciones propias de su inmensa mediocridad.