No destruyan la democracia


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Sin ninguna duda esta campaña electoral ha estado plagada de ilegalidades de todo tipo.

Una de las más lamentables es la extensa, desvergonzada y generalizada, campaña anticipada, imposible de frenar por un Tribunal Supremo Electoral sin dientes, sin garras, sin ningún recurso real para aplicar la ley. Por qué seguir imponiendo sanciones de risa que al final nadie paga, sólo aumenta el ridí­culo.

Dr. Francisco Arredondo

 


Con esas ví­speras, no fue de extrañar las multimillonarias “inversiones” en todos los medios de comunicación y en cada uno de los aspectos de las actuales campañas en las cuales, un pie no se mueve si no lo empuja o arrastra un billete. ¡Qué lejos quedaron aquellos tiempos en los que habí­a corazón y entrega! Hoy el corazón se entrega donde más le pagan.

Qué triste que aunque todos sabemos que los millones gastados en el espectáculo hubieran alimentado a miles de niños desnutridos y les hubieran dado la oportunidad de educarse y vivir saludables, el derroche sigue y los “techos” de gastos de campaña ya volaron por los aires peor que barriletes.

Para completar la telenovela interminable, el TSE no perdió tiempo en salir a condenar “enérgicamente”, como que fuera primicia, lo que todos ya sabí­amos. Los partidos polí­ticos que pasaron a segunda vuelta y algunos que ni siquiera a eso llegaron, ya no pueden seguir gastando en sus campañas. 

Como era de esperar, el señalamiento y condena del TSE,  cayó una vez más, en oí­dos no sólo sordos sino que sobre todo, abusivos y prepotentes. ¿De qué otra forma podrí­a describirse la actitud de la fiscal de un partido que abiertamente y sin ningún respeto, al tribunal o la ciudadaní­a, proclama que no respetarán esas decisiones? y “que les pongan las multas que quieran”.

¡Qué triste que no haya forma efectiva de castigar la insolencia!

¡Yo lamento como estoy seguro lo hacen millones de ciudadanos, que los partidos polí­ticos no respeten la ley. ¡Qué maravillosa oportunidad serí­a esta para que demostraran a la ciudadaní­a que son más que publicidad! Que pueden desarrollar campaña sin tirar millones, apoyados en la fuerza y organización de los miles de ciudadanos que dicen comparten sus creencias.

Si en verdad han recorrido el paí­s y su mensaje ha sido aceptado, esos ciudadanos que tuvieron la oportunidad de darles la mano y mirarlos frente a frente deberí­an ser el firme cimiento, los motores de su victoria electoral. Simpatizantes dispuestos a trabajar por convicción y no por amor al billete mercenario que como camaleón, siempre cambia de color.

Hago un llamado a la dirigencia de los partidos polí­ticos en la contienda final. ¡Dejen atrás su visión de corto plazo y no destruyan la democracia comercializándola y haciéndola dependiente del poder económico¡ ¡Tengan confianza en sus años de trabajo y organización! ¡En el trabajo de los ciudadanos que creen en Uds.!  Recuerden que el voto mercenario sólo les acompaña mientras aparece un mejor postor.