Una de las estrategias impulsadas por el Gobierno -junto con grupos empresariales- para mantener el precio de productos de consumo básico permanece en el olvido, mientras que las familias guatemaltecas deben reducir su consumo por la presión que ejerce la inflación en la canasta básica alimentaria.
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No es una casualidad que Gloria ílvarez compre cada vez menos comida en el supermercado, o que en el tanque de su automóvil lleve menos gasolina, y que sus hijos le pidan más dinero para comprar en la tienda cercana a su casa.
Las familias de clase media, como la de ílvarez, cada día se resienten más por el alza constante en el precio de los bienes y servicios básicos, lo cual les ha llevado a reducir su consumo como nunca antes.
Frente a esta situación, la población espera una respuesta del Gobierno que le permita aliviar su economía del alza de precios, originada por el incremento en el costo de los combustibles y de los commodities, en la escala internacional.
Mientras la clase media se ve afectada por precios cada vez más altos, que les impiden llenar sus despensas como antes, los más pobres cuentan sus calorías porque su ingesta de alimentos se reduce a niveles por debajo de lo recomendado.
Según el último censo de condiciones de vida en el país, que se presentó en el 2006, el 16 por ciento de la población no cuenta con los recursos para garantizar su alimentación mínima, mientras que el 35% no alcanza a obtener los satisfactores básicos para tener una vida digna.
Más de la mitad de la población no tiene acceso a los bienes y servicios básicos, mientras que el 40% vive con limitaciones que no le permiten adquirir más que alimentos y con dificultad pagan las cuentas de servicios básicos.
En el olvido
En una condición económica que despertó insatisfacción y desesperación a gran cantidad de población, el Gobierno anunció en abril pasado la implementación de precios acordados en el pan, el aceite vegetal y las partes oscuras del pollo.
En consecuencia, los precios de solidaridad serían de 35 centavos por cada unidad de pan popular, Q14.84 en la presentación de 750 mililitros de aceite, y el pollo oscilaría entre Q6.75 y Q7.50 por libra.
En un principio, las medidas «de solidaridad» que fueron consensuadas con diversos sectores productivos captaron la atención de la población como un acto positivo para la economía.
Sin embargo, «los efectos en la economía familiar fueron poco visibles y de corto plazo, porque muy pocos vendedores respetaron la decisión de establecer los precios promedio», señala el analista independiente Sergio ílvarez.
Agrega que para la implementación de precios acordados, el Gobierno también debe implementar un sistema de verificación constante, que considere acciones contra los grupos que se aprovechan de los reportes de alzas de precios para incrementar sus ganancias.
Las revisiones en tiendas populares y supermercados dan cuenta que los precios acordados no fueron respetados, de tal forma que en el aceite se reportan precios que llegan hasta los Q22, el pan cuesta hasta Q0.50 y las partes del pollo acordadas alcanzan hasta Q8.50.
Ocho esperanzas
«Enfrentaremos esta crisis como un tiempo de oportunidades para todos», dijo el presidente ílvaro Colom previo a anunciar la liberalización temporal de aranceles a ocho productos de importación, con el propósito de reducir los precios que pagan los consumidores finales.
El pollo, leche en polvo, huevos, maíz amarillo, arroz partido, aceite, harina de trigo y de maíz fueron declarados productos de importación libre de aranceles en contingentes, mientras que se anunció la implementación de estrategias para facilitar la producción de fertilizantes y potenciadores de producción.
De acuerdo con ílvarez, el reflejo de las medidas solidarias aún se hace esperar para la mayoría de familias guatemaltecas, que en vez de poder incrementar su consumo, han tenido que reducirlo hasta «niveles preocupantes».
Por su lado, la Confederación de ONG y Cooperativas (Congecoop), considera que la liberación de impuestos a la importación de productos no es una solución para enfrentar la crisis económica.
Helmer Velásquez, de Congecoop, señaló que una de las formas para conseguir enfrentar la crisis, sería incrementar el apoyo a los productores nacionales de alimentos, de tal forma que la organización de cooperativas y asociaciones sería fundamental
En análisis
Rómulo Caballeros ha señalado que la intención de la liberación de importaciones, es conseguir la reducción de los precios al consumidor.
El funcionario señaló que la cartera económica verifica que se efectúen las importaciones de acuerdo con los mecanismos establecidos para que se beneficie a la población.
No obstante señaló que no se cuenta con las herramientas para castigar a quienes ofrecen precios injustos, ya que la Dirección de Atención al Consumidor no posee la capacidad para accionar legalmente en estos casos.