La renuncia del diputado Edgar Ajcip desató una pequeña tormenta en el Congreso que será como todas las tormentas políticas derivadas de escándalos de corrupción en nuestro país, es decir, efímera y de pocos días de duración. Los jefes de los distintos bloques se indignaron porque en su salida de Lider, el diputado dijo que en el pleno corre dinero, cosa que todo mundo sabe.
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Evidentemente Ajcip tuvo problemas con su partido político por alguna razón que no quiere destapar, y escogió el camino de quererse poner el traje de primera comunión para rasgarse vistosas vestiduras en una declaración pública que simplemente reproduce lo que todo mundo sabe y dice.
Ajcip ha sido parte importante del sistema que critica desde hace muchos años y con diferentes partidos, por lo que si realmente quiere que se le crea que está haciendo una denuncia seria, tiene obligación de ir al fondo, relatando todo lo que le consta con detalles de lo que hizo o vio hacer durante su largo periplo por los partidos que se disputan el poder en Guatemala y que tienen que transar con el mismo diablo, si es preciso, para agenciarse del dinero indispensable para colocar a los candidatos en posición ganadora. Por supuesto que no quiere incriminarse y por ello simplemente deja todo en la generalización que no resuelve ni permite resolver nada.
Cierto es que cuando le piden pruebas sus colegas lo hace con la absoluta certeza de que ninguno ha sido tan baboso de dejar huellas; nadie da recibo cuando le mandan el dinero para que apruebe algo relacionado con las telecomunicaciones, por ejemplo, ni el dinero llega mediante cheques como los de Taiwán, sino que todo se maneja con dinero contante y sonante.
Pero decir que en el Congreso corre dinero no es decir nada nuevo. Señalar que el sistema no funciona porque todo está determinado por los flujos de dinero es una verdad evidente que no requiere demostración. Sin embargo, lo importante es que alguien que ha estado dentro de las prácticas que han prostituido el sistema y que conoce detalladamente cómo es que se procede y opera, aporte detalles concretos sobre hechos que ilustren a la población respecto a la forma en que nuestros “dirigentes” se comportan y cómo es que se efectúa, en la práctica, la compra venta de voluntades políticas.
Desafortunadamente lo que dice Edgar Ajcip no aporta absolutamente nada nuevo y por lo tanto hay que verlo como una forma de justificar su salida de Lider sin abordar el fondo de los problemas que pudo haber tenido o visto. Nadie podrá forzarlo a que diga más porque podrá esgrimir la irresponsabilidad parlamentaria consignada en la Constitución toda vez que ha hablado de situaciones internas del Congreso, pero desde el punto de vista de lo que él pretende, que es aparentar que es un guatemalteco sinceramente preocupado por la forma en que ha sido secuestrado el sistema democrático, es ahora el momento en el que tiene la gorda obligación de poner la carne en el asador y dejar de hablar generalidades.