Al tímido poeta mexicano José Emilio Pacheco, premio Cervantes 2009, como a otros muchos colegas le inquietan los cambios ortográficos que las 22 academias de la Lengua Española perfilan aprobar el fin de semana en la Feria del Libro de Guadalajara (FIL), en el centro de México.
Destacadas plumas de Hispanoamérica ven inapropiadas y hasta erróneas algunas de las modificaciones previstas para la nueva edición de la Ortografía de la Lengua Española, que debe ser ratificada en la FIL (27 de noviembre-5 de diciembre) y publicada a finales de diciembre.
«Han creado un problema innecesario especialmente al quitar el acento de «solo». Ya estaba perfectamente claro: «solo» adjetivo sin acento y «solo» adverbio con acento», lamentó a la AFP Pacheco, quien a pesar de su retraimiento llegó a considerar enviar una carta a la prensa para discrepar con los cambios.
La recomendación de no utilizar la tilde en el adverbio «solo» fue uno de los puntos avanzados a la prensa del dictamen aprobado a inicios de noviembre por la Comisión Interacadémica de las academias de la lengua española, hablada por más de 450 millones de personas.
Si Pacheco hubiera escrito la carta, bien la habrían respaldado otros autores que han expresado su desacuerdo con otras novedades del dictamen.
Al colombiano Fernando Vallejo (premio Rómulo Gallegos 2003) le chirría que se prohíba acentuar palabras como «truhán», que ahora se considerarán siempre monosílabas.
«»Truhan» es bisílaba. Si tuviera sólo una sílaba no llevaría la «h» intermedia y la podríamos decir con un solo golpe de voz», explicó a la AFP Vallejo, de 68 años.
El controvertido novelista tampoco acepta que la «b baja» pase en toda Hispanoamérica a llamarse «uve», como se le denomina en España.
«No puede ser «uve» porque entonces en ocasiones se escribe algo distinto a lo que se escucha. Por ejemplo el nombre del banco BBVA. Si yo lo escucho, deletrearía «b», luego «b», luego «u», luego «b» y luego «a»», expuso el autor de «La Virgen de los sicarios».
«Entiendo a las academias y les tengo cariño pero lo tienen que hacer bien», afirmó.
Con todo, Vallejo sí concuerda con dejar de llamar «i griega» a la «y», que pasaría a decirse «ye», una propuesta que hizo poner el grito en el cielo a escritores españoles como Juan José Millás o Soledad Puértolas.
Las protestas contra este cambio y otros que perfilan las academias han llegado a la red. Un grupo de Facebook llamado «Me niego a que «i griega» pase a llamarse «ye»» tiene más de 73 mil seguidores, en su mayoría aparentemente españoles.
«Antes te equivocabas en ortografía y los profesores te obligaban a repetir las palabras hasta que te las aprendías de memoria. Ahora han decidido aceptar las faltas en vez de educar a la gente», escribió Ana Lomba en la red social.
En el ámbito académico se relativizan las reformas previstas para la nueva ortografía, que sustituirá a la editada en 1999.
«Se ha sobredimensionado la importancia de los cambios. Son cuestiones muy menores», consideró a la AFP Fernando Rodríguez Guerra, maestro en Lingí¼ística Hispánica y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la mayor de América Latina.
«Lo que sí es importante es el nuevo sistema de colaboración entre la RAE (Real Academia Española) y las academias latinoamericanas de la lengua para enriquecer el lenguaje e incorporar normas y léxico», añadió.
Las academias presentarán el sábado la versión completa de la nueva ortografía y decidirán si se adhieren a ella el domingo.
Se reunirán en el marco de la FIL, donde el debate de la reforma entre los 500 autores invitados, entre ellos Vallejo y Millás, y los más de 600 mil asistentes previstos se presenta apasionado.
La letra «y» se llama ahora «ye» y ya no más «i griega».
La «v» se llama ahora «uve», y la «w», doble uve.
La «ch» y la «ll» ya no forman parte del alfabeto.
La distinción entre «solo» (adjetivo) y «sólo» (adverbio), ya no se diferenciará con la tilde. Ambas se escribirán sin tilde.
Se elimina la tilde de los determinantes demostrativos: este, esta, estos, estas, ese, esa, esos, esas, aquel, aquella, aquellos, aquellas.
Monosílabos que, en la práctica, se pronuncian como bisílabos, pierden su tilde: guion-guión, hui-huí, riais-riáis, Sion-Sión, truhan-truhán, fie-fié.
La «o» entre números pierde su tilde: antes se podía escribir 4 ó 5.
Qatar se escribe ahora Catar, al igual que quórum, que ahora se escribe cuórum.