En una ocasión, la hija de un comerciante de mercado me comentó que el año entrante no continuaría sus estudios de primaria porque su papá, consideraba que era suficiente con haber aprendido a leer, escribir y las matemáticas básicas para el negocio. Que a la escuela sólo se iba a aprender cosas malas. Que mejor aprendiera a ser comerciante como él y su mamá, para que nunca le hiciera falta nada. Es por eso que se ven tantos niños creciendo a la par de los puestos de sus padres en los mercados de la capital y departamentos. Aburridos, desesperados, se ponen a jugar y no sólo pierden el tiempo, sino que la mayoría se van a perder. Talvez valga la pena que las munis, pongan su atención en ellos, para que no terminen como «Niños de la calle».