Niños dejan sus juguetes bélicos


Cerca de un centenar de niños costarricenses cambiaron este martes sus juguetes bélicos por pelotas, muñecas o libros para colorear, en un gesto simbólico de rechazo a las armas, la violencia y las drogas, como parte de una campaña que impulsa el gobierno.


Pistolas, fusiles y metralletas de plástico, espadas de pirata, puñales, robots con dispositivos de rayo láser y hasta un tiburón escupe llamas conformaban el arsenal desechado por los niños en el hospital público de Alajuela, a unos 20 kilómetros de la capital, en presencia de la ministra de Seguridad Pública, Janina del Veccio, y otras autoridades.

«Mi mamá me lo compró», explica Sofí­a Daniela, de ocho años, mostrando un rifle de camuflaje, «pero a mí­ no me gusta porque significa violencia, a mí­ me gustan las muñecas».

Andy, de 9, no parece tan deseoso de deshacerse de su revólver, pero al final admite lo que ha aprendido de sus maestros en la escuela: «las armas -dice- son malas porque le pueden hacer daño a uno. Lo voy a cambiar por una bola».

El acto forma parte de una campaña contra la violencia que impulsa el gobierno costarricense y al que se han sumado instituciones públicas y privadas con diferentes iniciativas.

«Fue la mejor manera que hallamos de homenajear a los pequeños en el Dí­a del Niño (que se celebra este 9 de setiembre), incentivando los valores de la no violencia», explicó el director del hospital de Alajuela, Francisco Pérez.

La ministra del Veccio aseguró que el año pasado las autoridades decomisaron más de 1.000 armas de fuego a jóvenes estudiantes que las llevaban escondidas en sus mochilas. «Y eso que no somos un paí­s productor de este tipo de armas», acotó.

«La violencia no es la forma de resolver los problemas. Tenemos que transformar el diálogo y el respeto mutuo en una manera de ver el mundo y de vivir», expresó la funcionaria.

Aunque muestra algunos de los í­ndices más bajos de criminalidad en Centroamérica, Costa Rica experimenta un crecimiento significativo de la violencia, al punto de que en las encuestas de opinión ésta aparece como uno de los problemas que más preocupan a los ciudadanos.

Un sondeo difundido el lunes por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) revela que entre 2003 y 2005, el porcentaje de personas que viví­an en localidades de «alta seguridad» disminuyó del 86% al 77%.

«Tenemos que poner un alto a la violencia y esto no se hace poniendo un policí­a en cada calle, sino con la educación y el rescate de valores. La lucha contra la violencia empieza en las aulas y los hogares», dijo el director médico Francisco Pérez.

La actividad concluyó con un show de payasos, bailes tí­picos, dulces, y una nueva conciencia, «en muchos futuros ciudadanos, de la necesidad fundamental de vivir en un mundo sin armas ni violencia», según dijo Pérez.