Niño de 11 años se hizo el muerto en matanza


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Cuando los milicianos comenzaron a matar a su familia, Alí el-Sayed, de 11 años, cayó al suelo en su casa, embadurnó su ropa con la sangre de su hermano y engañó a los asesinos haciéndoles creer que estaba muerto.

Por BASSEM MROUE y ELIZABETH A. KENNEDY BIRUT / Agencia AP

El niño sirio intentó no temblar, incluso cuando los milicianos, con largas barbas y cabezas rasuradas, mataron a sus padres y a sus cuatro hermanos, uno por uno.

El muerto más joven fue el hermano de Alí, Nader, de 6 años. Su cadáver presentaba dos orificios de bala, uno en la cabeza y otro en la espalda.

«Me embadurné con la sangre de mi hermano y me hice el muerto», dijo Alí a The Associated Press el miércoles vía Skype, con voz firme y áspera, cinco días después de la matanza que lo privó de padres y hermanos.

Alí es uno de los pocos sobrevivientes de la matanza del fin de semana en Houla, en la provincia central siria de Homs. Más de 100 personas fueron masacradas, muchas de ellas mujeres y niños, ultimados a tiros y apuñaladas en sus casas.

La matanza fue condenada inmediatamente en todo el mundo y atribuida a las órdenes del presidente Bashar Assad, que ha reprimido a sangre y fuego el levantamiento popular iniciado en marzo del 2011. Los activistas sostienen que más de 13 mil personas han sido asesinadas desde el comienzo de la revuelta.

Los investigadores de la ONU y testigos oculares culpan por lo menos parte de la matanza de Houla a los milicianos «shabiha» que actúan en representación del gobierno de Assad.

Reclutados entre las filas de la comunidad alauita de Assad, los milicianos permiten al régimen distanciarse de la responsabilidad directa de los asesinatos, torturas y ataques revanchistas que han plasmado el estilo de los «shabiha».

SIRIA
Cañoneos

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió al gobierno sirio hoy que los observadores de la ONU no estaban en el país para observar la matanza de personas inocentes, al tiempo que activistas denunciaron nuevos cañoneos en Houla, donde un centenar de personas fueron masacradas la semana pasada.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, y los Comités de Coordinación Local dijeron el jueves que los ataques fueron mayormente con ametralladoras pesadas y morteros.

Ambos grupos dijeron que un joven fue muerto por disparos de un francotirador en Houla, un área de pobres aldeas agrarias en la provincia de Homs. La matanza comenzó el viernes y dejó 108 muertos, muchos de ellos niños y mujeres. El gobierno sitió negó que sus fuerzas fueran responsables de la matanza, que atribuyó a «terroristas armados».

Tras la masacre de Houla, Estados Unidos y otras naciones expulsaron a los embajadores sirios de su territorio en protesta por los homicidios. Los sobrevivientes culparon a pistoleros partidarios del régimen de al menos una parte de la carnicería en Houla.

Los activistas de Houla dijeron que las fuerzas del gobierno cañonearon primero el área tras las manifestaciones contra el gobierno efectuadas horas antes. Esa tarde, agregaron, los milicianos progubernamentales llamados «shabiha» asaltaron la aldea, matando a cuantos hombres sorprendieron en las calles y apuñalando a las mujeres y niños en sus casas.

La matanza de Houla fue uno de los incidentes más cruentos desde que comenzó el levantamiento popular contra el régimen del presidente Bashar Assad en marzo del año pasado. La ONU dijo hace varias semanas que más de 9.000 personas han sido muertas en la violencia, mientras que los activistas sostienen que por lo menos son 13.000.

El Observatorio indicó que los residentes de Houla huyeron el jueves a las poblaciones y aldeas vecinas «por temor a una nueva matanza».

A raíz de la masacre de la semana pasada, Estados Unidos y muchos países europeos y asiáticos expulsaron a los embajadores sirios en protesta por el derramamiento de sangre inocente.

En Estambul, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon pidió el jueves a Siria que cese los ataques, e insistió que los monitores del organismo mundial no fueron despachados para presenciar la matanza de civiles inocentes.

Ban se refirió a los 300 monitores de la ONU emplazados en Siria para vigilar la tregua que entró en vigencia el 12 de abril y que fue negociada por el enviado especial Kofi Annan, aunque sin éxito alguno.