Ningún policía movió un dedo


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Ayer se produjo una balacera en la Avenida la Reforma cuando un automovilista repelió la agresión de asaltantes que se pusieron a lado de su vehículo para despojarlo de sus pertenencias. Ello pese a que hay una norma que impide que los motoristas puedan zigzaguear y aparearse a los automóviles porque deben respetar su carril, pero resulta que esa disposición ha caído en el vacío porque ningún agente de las tantas Policías Municipales de Tránsito movió un pinche dedo para hacer efectiva la disposición.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


El día que en cobró vigor la medida fue notable la cantidad de motoristas que empezaron a cumplir con la normativa en cuanto a circular únicamente en su carril y fueron muchos los que se mantuvieron así sin tratar de adelantar metiéndose entre los carros. No faltaron, por supuesto, los que al mejor estilo chapín, se pasaron la disposición por el arco del triunfo, como hacemos aquí siempre con todas las leyes y disposiciones que pretenden regular la vida en sociedad, y siguieron con la costumbre de pasar golpeando los carros que hacen fila para colocarse ellos adelante, al frente de la intersección.
 
 Y como nadie dijo nada, como ninguna autoridad se inmutó al ver el desastre, pues los que habían dispuesto acatar la norma se dieron cuenta que estaban en desventaja porque el resto de la gente se dio cuenta que la nueva norma para los motoristas sería como la que prohibía que dos se transportaran en ese tipo de vehículos.
 
 El resultado salta dramáticamente a la vista con los sucesos de ayer en la Avenida la Reforma que sirven para evidenciar que nada cambió, que valieron madre las explicaciones y advertencias que hicieron los funcionarios del Ministerio de Gobernación a las PMT de todo el país, porque aquí, para variar, la ley no se tiene que cumplir y cada quien puede seguir haciendo lo que le da la gana. Para los PMT seguirá siendo más importante pasarse el día pitando para rempujar automóviles hasta atorar las calles sin la menor visión de lo que está pasando ni a una cuadra atrás de donde están ni a una cuadra adelante. Para ellos el trabajo es pitar y pitar para fastidio de quienes ven que donde hay un Policía Municipal de Tránsito se puede asegurar con absoluta certeza que hay embotellamiento porque es lo único para lo que sirven.
 
 Si al principio de la vigencia de la normativa hubiera habido un mínimo esfuerzo por aplicar una que otra sanción, seguramente que los motoristas se hubieran puesto en el avispero, pero sabiendo que la autoridad está pintada y que tiene otras prioridades porque para ellos es más importante entorpecer la movilidad de los vehículos que regularla y aplicar el reglamento de tránsito.
 
 Los asaltos  desde las motos continuarán por varias razones. La primera es que pese a una ley contra el robo de celulares, cualquiera puede ir a los lugares conocidos a que le flasheen un aparato y puede ir a comprar un celular robado para activarlo tranquilamente. Se sabe dónde venden los aparatos robados pero nadie se inmuta ni, mucho menos, utiliza la información para perseguir a los delincuentes.
 
 Pero si a ello sumamos que las mismas autoridades hicieron ya inútil la reforma al reglamento de tránsito, tenemos que entender que las probabilidades de enfrentar ese flagelo son inexistentes porque aquí no hay poder dispuesto a asegurar la vida de las personas con acciones tan simples como cumplir con la ley. Y los ciudadanos honrados, entonces, se tienen que jugar la vida si quieren defenderse y defender sus bienes porque la tal mano dura no sirvió pero ni para hacernos una mala seña.