Niñez y juventud bajo la lupa del crimen organizado


Estos murales fueron realizados por niños y jóvenes miembros de la asociación Gesa, como muestra de su deseo por procurar la paz.

Su único objetivo: criminalizarlos y utilizarlos, así­ funciona el crimen organizado, que busca a la niñez y juventud casi en la puerta de su casa para ofrecer armas y drogas, a cambio de asesinatos y otros delitos, que los convierte en «seres despreciables» para la sociedad, que desconoce la otra cara de la moneda.

Mariela Castañon
mcastanon@lahora.com.gt

La infancia y juventud atraviesan por momentos difí­ciles, el entorno de por sí­ es violento, no sólo en la calle; en sus comunidades, en la escuela y en el seno familiar y a esto se suma la mala intención de los miembros del crimen organizado, que los buscan en sus colonias para ofrecerles narcóticos y armas que únicamente han visto en la televisión, si es que tienen.

Niños, jóvenes, lí­deres y catedráticos de colonias El Amparo, en la zona 7; El Limón, en la zona 18, y Ciudad Real, en la zona 12, relatan la forma de vida en esos puntos en donde las autoridades conocen que existen muchas carencias y desatenciones hacia estos sectores de la población, pero que poco se trabaja en temas relacionados a su preparación educativa y mejores condiciones de vida.

Los miembros de los grupos organizados los seducen llegando en automóviles y motocicletas de lujo, ropa deportiva de marca y decenas de armas de grueso calibre, en donde las exhiben a plena luz del dí­a en los parques; o las ofrecen en las esquinas donde se halla la niñez y juventud desamparada.

«Era temprano, estábamos en un campeonato de fútbol con los niños, cuando de repente apareció un hombre en una moto de lujo y bien vestido, se bajó… ingresó al parque y colocó varias armas en una de las mesas, pensamos que le harí­a daño a los niños, pero su intención era exhibirse y demostrarnos cómo nos apuntaban esas armas de grueso calibre», dice una fuente que reside en la colonia El Amparo, de quien por seguridad no daremos a conocer su identidad.

Esta versión no sólo es respaldada por la persona que relata esta historia, los jóvenes y niños que residen en esa área lo sostienen, ellos dicen que a diario se topan con gente que los busca para ofrecerles este tipo de «regalos», pues así­ lo consideran algunos de ellos; o en el peor de los casos para ofrecer bolsas de thiner o marihuana por Q5.

Un grupo de jovencitos entre 15 y 19 años, adictos a las drogas, conversaron con Diario La Hora, y expusieron que es complicado decir «no» para cometer un delito, pues necesitan su dosis para vivir, aunado a que tienen «la oportunidad» de utilizar un arma de grueso calibre, que es proporcionada por los grupos del crimen organizado.

El escenario y la forma de comportarse de estos jovencitos no deja de llamar la atención, entre los tres comparten una sopa instantánea como si fuera la última que comerán, aunque su aspecto parece grotesco, esto es sólo una concepción? cuando hablan parecen tres pequeños niños.

Al ser consultados sobre qué profesión les hubiera gustado, ellos coinciden «maestros», para tratar bien a los niños de su comunidad, porque desean cambiar a esos malos educadores, de quienes recibieron un trato indigno, donde constantemente eran tratados de «tontos», además de las agresiones fí­sicas.

Una de las respuestas que no deja de sorprender es ¿Cómo te ves en cinco años?: «Muerto, porque la vida que llevo no me va traer nada bueno y no tengo otra salida? talvez si hubiera estudiado y no me hubiera salido del almacén donde trabajé porque no se me quedó, hoy serí­a diferente», afirma uno de los jovencitos de apenas quince años, con aspecto de niño pero adicto al thiner.

Según Mario Adolfo Jiménez, director de educación primaria de la Escuela Fe y Alegrí­a ubicada en El Limón, desafortunadamente los narcóticos representan una amenaza para los niños, niñas y adolescentes que tienen problemas de desintegración familiar, baja autoestima o severos daños psicológicos, porque se convierten en presas fáciles para ser utilizados por el crimen organizado.

Por su parte, una jovencita de 17 años que reside en Ciudad Real opina que es más fácil cobrar extorsiones o prostituirse antes que obtener un empleo o asistir a la escuela; en el caso de un trabajo, es difí­cil encontrar uno cuando en la hoja de vida se informa que se vive en un «área marginal»; en el caso de oportunidades de estudio no todos los padres de familia pueden pagar un centro educativo privado y en una escuela pública el entorno es violento y varios han declinado por la misma situación, ya que no sólo hay maestros violentos y corruptos, también se dan violaciones sexuales contra niñas jóvenes y peleas de territorio entre los mismos jovencitos por vender drogas.

UNA LUZ EN MEDIO DE LA OSCURIDAD

A pesar de las duras condiciones de vida que le toca a cientos de niños, niñas, jóvenes y jovencitas guatemaltecas, existen movimientos y asociaciones que en medio de las precariedades buscan ayudar a estas personas que se encuentran en riesgo de involucrarse con grupos delictivos.

Una de ellas es la Asociación Grupo Esfuerzo y Superación de El Amparo (Gesa), que fue creada en el 1986, con el fin de abrir espacios para juventud y niñez, por medio de actividades deportivas y artí­sticas, a fin de ayudarlos a prevenir el delito.

Según Abel Aldana, lí­der de la organización, uno de los más grandes desafí­os en la zona 7 es la erradicación del consumo de drogas, que se encuentra a la vuelta de la esquina, como si se tratara de «helados», así­ como la posesión de armas y la utilización de los jóvenes para cometer actos ilí­citos preocupantes.

Sin embargo, el entrevistado afirma que desafortunadamente no cuentan con el apoyo para realizar ciertas actividades, pues la juventud y niñez, muchas veces desea pintar murales, realizar campeonatos de fútbol y tener otras áreas recreativas, pero no tienen los recursos económicos para hacer realidad estos proyectos que los mantienen alejados de cosas negativas.

Por su parte, Luis Gerardo Cruz, otro representante de la organización, coincide con su compañero y afirma que es difí­cil trabajar cuando hay poco apoyo en los proyectos para la niñez y juventud, asimismo dice sentirse preocupado cuando se topan con los deseos de otras personas de alejar a estos sectores de la población de lo que con tanto esfuerzo han logrado, la prevención del delito.

Los entrevistados confirman su compromiso con la infancia y adolescencia, ya que desean de corazón un futuro diferente para estas personas, que no gozan de los beneficios necesarios para llevar una vida digna.

TESTIMONIOS «Seguiremos trabajando por la paz»


A pesar del entorno violento en el que se desenvuelven la juventud y la niñez, existen personas que desean lo mejor para su comunidad, tal es el caso de Irma y Beatriz Cruz, de 6 y 17 años, así­ como de Mynor Rivera, de 18, quienes sueñan con un mundo mejor, iniciando desde su colonia en la zona 7.

A pesar de las situaciones duras que a cada uno de ellos les ha tocado vivir, coinciden en que esas experiencias han sido una enseñanza de vida, que valoran y que ha redoblado las fuerzas para luchar incansablemente por la paz y seguridad.

A criterio de ellas y él, es importante contrarrestar la ola de violencia que los aqueja, aunque dicen que hay avances, esperan confiados disolver totalmente los problemas en la comunidad. A decir de las fuentes, las cifras hablan por sí­ solas, ya que el año pasado sólo se reportaron unos diez muertos en las colonias aledañas de la zona 7, cuando antes se originaban cinco asesinatos por dí­a; además hay más jóvenes y niños que forman parte de la organización para luchar juntos.

Los entrevistados hacen un llamado a la infancia y juventud que se encuentran en riesgo, para mejorar las condiciones de vida y no permitirse caer en adicciones o matar a sueldo sólo por obtener drogas o una cantidad de dinero que será efí­mera y que indudablemente destrozará su historia individual.

Entusiasmados, los jóvenes miembros de la Asociación Gesa, concluyen con la invitación al Festival por la Paz, que se llevará a cabo el próximo domingo 29 de noviembre, en un polideportivo que se encuentra en la 33 avenida y 39 calle de la zona 7, donde se tienen programadas varias actividades, para seguir trabajando por uno de los deseos más anhelados «la paz en la comunidad».