Casi no puedo recordar mis primeros años de vida, son en realidad pocas, las imágenes que vienen a mi mente, como la cuchara que volaba del plato a mi boca, o la voz de mi papá con los versos de Darío: La princesa está triste, que tendrá la princesa…
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Tengo muy presente también esos primeros días del kinder y ese afán mío de que mi mamá se sentara en la pequeña silla roja de mi primer salón de clases, los siguientes recuerdos son de años después, años en los que esa voz con poemas, esa compañía materna y esa preocupación porque comiera continuó.
Son lindos recuerdos, maravillosos, me causan una extraña sensación en la piel y una añoranza enorme, tiempo de trastecitos de juguete, muñecas y canciones, si, en mi casa siempre cantaban. Que suerte tuve, que suerte tuvieron mis hermanos y muchas de las personas que conozco al tener padres y madres concientes, responsables, amorosos.
A veces me pregunto qué hubiera sido de mí, si hubiera nacido en otra familia en donde el amor no fuera lo más importante, que hubiera sido de mí, si en lugar de colegio me hubiera tocado trabajar desde pequeña, que habría pasado si esas canciones, si esos poemas no hubieran sonado en mi mente, no lo sé.
Cuando veo a esos niños y niñas con las manos extendidas en las paradas de los semáforos, cuando veo en los periódicos esas imágenes de infantes desnutridos, cuando veo que tienen por asiento en una escuela un ladrillo, cuando leo que un padre lastimó a su pequeña hija, sentimientos encontrados vienen a mí, por un lado, como Mercedes Sosa, le doy «gracias» a la vida, pero por el otro, me enerva esa indiferencia hacia esos niños y niñas, esa violación a las leyes, porque escrito está, y no sólo en la Biblia, que deben ser sujetos de interés superior, de cuidados, de protección.
Como quisiera que esos recuerdos que yo tengo fueran los de todos los niños y niñas de Guatemala, como quisiera que todos pudieran tener tiempo para jugar, comida para satisfacer su apetito, medicinas para curar sus catarros y sonrisas y abrazos por montones.
Ojalá que esa emoción que el presidente de la República manifestó hoy en el Encuentro Nacional de la Primera Infancia, que esos proyectos que personas expertas están presentando en ese evento y que todas las notas que tomaron las personas que asistieron, se traduzcan en acciones, para que mañana, los recuerdos de las niñas y los niños sean recuerdos felices.