«Por primera vez Brasilia creó alma. Nunca hubo una discusión tan grande» sobre patrimonio, declaró el secretario de Cultura, Silvestre Gorgulho, en declaraciones divulgadas ayer en el diario Folha de Sao Paulo.
Niemeyer envió una declaración el miércoles al diario Correio Brasiliense reconociendo que «provisionalmente» pondrá de lado el proyecto, aunque advirtiendo que éste «continuará siendo desarrollado» con la «esperanza, quién sabe, de que un día su realización vuelva a ser contemplada».
El proyecto consiste en una «Plaza de la Soberanía» en plena explanada de los Ministerios, la avenida que acoge los principales edificios del gobierno, la Presidencia, el Congreso y el Poder Judicial. La iniciativa prevé una especie de triángulo-obelisco de 100 m de altura, con la forma de las sinuosas columnas que caracterizan la obra del arquitecto.
Niemeyer había presentado este año el proyecto a la gobernación, que pretendía construirlo a toda velocidad para inaugurarlo en el aniversario de 50 años de Brasilia, que se conmemora en 2010.
En medio de la polémica que generó la obra, la propia gobernación había reconocido las dificultades de encontrar el presupuesto.
Para Affonso Santos, titular del Instituto Histórico y Geográfico (IHG) de Brasilia, la Plaza «descaracterizaría el diseño de la ciudad».
Niemeyer ideó Brasilia con el fallecido urbanista Lucio Costa, hace 49 años. La ciudad se convirtió en 1987 en Patrimonio de la Humanidad y está protegida a tal punto que no puede hacerse obra que no tenga la aprobación del arquitecto y de la división de Patrimonio Artístico.
Niemeyer tiene en su currículo más de 600 obras en el mundo entero, entre ellas la «Plaza Niemeyer» en La Habana como obsequio al líder Fidel Castro en su 80 cumpleaños y la sede del Partido Comunista en París.