Niemeyer cumplió el sueño


Bailarines cubanos danzan frente a la escultura de quince metros de altura de la autorí­a de Oscar Niemeyer, elaborado en La Habana. De acuerdo con el autor, la escultura representa a Cuba luchando contra el monstruo del imperialismo.

El centenario arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, amigo de Fidel Castro, realizó su viejo anhelo de erigir en Cuba una de sus obras colosales: una plaza de 20 mil m2 con un monumento dedicado a la resistencia frente a Estados Unidos, que incluirá un teatro y un centro multimedia.


«Niemeyer, amigo incondicional de la revolución cubana, siempre anheló hacer un homenaje personal al pueblo cubano y ese anhelo se concreta con la donación del proyecto de esta plaza», dijo el rector de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), Melchor Gil, en el acto de inauguración de las obras, la noche del lunes.

La «Plaza Niemeyer» es un espacio de hormigón gris en forma de elipse con capacidad para 13.500 personas sentadas, con una escultura enclavada en un espejo de agua iluminado de 670 m2, obsequiada por Niemeyer a Fidel en su 80 cumpleaños, el 13 de agosto de 2006.

Fabricado con tubos de acero pintados de rojo, el monumento «Una bandera frente a un imperio» representa a un monstruo de boca abierta y a un cubano que lo enfrenta, empuñando una bandera.

«Un sí­mbolo de la resistencia de nuestro pueblo frente a las agresiones del imperialismo», lo calificó ayer el diario oficial Granma.

Pero el proyecto del arquitecto de Brasilia es más ambicioso e incluye «la proyección gratuita de otros edificios para la Universidad», entre ellos un teatro con capacidad para 1.200 personas, que servirá como anfiteatro de la plaza, y un centro multimedia.

La UCI, ubicada en el oeste de La Habana, es la «niña linda» de Castro, de 81 años y alejado del poder desde hace 18 meses por enfermedad. Fue inaugurada por él en septiembre de 2002 y tiene 17 mil estudiantes.

Niemeyer dedicó su obra «al heroico pueblo de Cuba en la defensa de su soberaní­a contra el monstruo imperialista», según un mensaje leí­do en la velada que presidió el ministro de Cultura, Abel Prieto, y a la que asistieron el teólogo brasileño Frei Betto y Carlos Eduardo Niemeyer (Kadú), nieto del arquitecto.

Prieto destacó que Niemeyer «ha sido amigo de Cuba en las buenas y en las malas» y recordó que planteó a Castro la idea del proyecto «cuando otros estaban derrumbando estatuas de Lenin cobardemente y levantando los McDonald»s».

«Niemeyer propone (entonces) levantar en Cuba un monumento que tiene que ver con las ideas leninistas, con las ideas de (el héroe nacional cubano, José) Martí­ y de Fidel», acotó.

Por su parte, Frei Betto subrayó que Niemeyer y Martí­ «tienen muchas cosas en común», porque «ambos son latinoamericanos, antiimperialistas, artistas y revolucionarios».

Niemeyer, que se ha encontrado con Castro tres o cuatro veces, ha denunciado el embargo que Estados Unidos aplica contra Cuba desde 1962 como una polí­tica «odiosa» y subrayado que la revolución cubana es «un ejemplo» para toda América Latina.

En una carta que envió a su amigo el pasado 10 de octubre, Castro lo felicitó por sus 100 años y destacó que pese a su avanzada edad «sigue aportando a este siglo XXI riqueza polí­tica, histórica, cultural y humana».