Ni un paso atrás en lucha contra la impunidad


juan-de-Dios

Declaraciones diversas por parte de autoridades nuestras, es un decir, como de entidades especiales provenientes del exterior, coinciden en puntualizar, otra vez, que tienen el empeño firme de no ceder en la tarea por erradicar del ambiente ceñero, desesperante de pies a cabeza, la tristemente célebre impunidad, generadora del actual estado crítico de cosas.

Juan de Dios Rojas


En ocasiones reiteradas la población oye, una voz en el desierto, respecto a tal asunto, color de hormiga, complicado por lo visto, con visas de desaliento, duda y desconfianza. En Guatemala tan tenebroso caso se les ha ido de las manos a consecutivos gobiernos, posteriores al inicio del primer presidente civil a consecuencia de aprobarse la Constitución del año 1985.

Impávidos, es un poco externar en medio de interminables eslabones de una cadena de sucesos tétricos, capaces de conmover aun a quienes les importa un comino dicho acontecer. Nos encontramos hoy en día en una situación increíble, dadas las circunstancias inhumanas, características de noche oscura, de infortunio, conformante de algo peor a los antecedentes de impronta fatal.

Planes, lo mismo que tareas y proyectos dirigidos a tan deseable lucha tenaz, ocupan espacios de grandes dimensiones, bajo el alero millonario de publicidad y propaganda. Pero a pesar de articular y orquestar lo ofrecido, vemos el otro lado de la página concerniente a nuestra historia, que los porcentuales divulgados aun siembran en la ciudadanía desconfianza grande.

La consecuencia viene a ser que instituciones internacionales se liguen a cooperar estrechamente con una verdadera lucha, sin tregua; ajena a consideraciones al final solamente eternizan y enredan los fallos judiciales y los resultados de fiscales enjundiosos algunos, cuyo trabajo eficaz se viene abajo en los juzgados a donde son remitidos para la sentencia debida.

Es de esperar con esperanza ansiosa que la participación de instituciones cooperantes en la lucha contra la impunidad, de calificativo internacional, no concluyan en términos similares a sucesos anteriores, señalando a voz en cuello que no deben entrometerse en algo propio de nuestros tribunales de Justicia, hasta exclamar con delirio:  que injusta es la Justicia…».

Solo dicha lucha contra la impunidad puede sin tapujos deleznables, igual a una piedra en el zapato, destapar de verdad de donde emana la impunidad, generadora de muchos males; semejante a un iceberg, cuyos avances apoderados fuertemente de instituciones del país, enlazadas con el crimen organizado y los mandamases o tatascanes del narcotráfico que nos tiene en jaque.

Cuando ello sea una tangible situación que saque sin temblarles la mano, entonces saldrá al desnudo donde están los que nunca debieran refugiarse en escondites donde actúan a su sabor y antojo, en menoscabo del interés y necesidades de primer orden del colectivo, siempre alicaído y dañado un montón de veces; mismos en crecimiento desmesurado, tipo escándalos.