El mayor presupuesto de la historia iraquí, aprobado la semana pasada, no parece ser el motor que impulsará una economía averiada, según los expertos, que advierten del riesgo de crear a medio plazo un país de mendigos.
Los analistas temen que el presupuesto iraquí, votado tras largas semanas de falta de consenso, sea víctima, como ocurrió en los últimos cuatro años, de una total falta de planificación y de estudios periciales necesarios, así como de una mala distribución de los recursos para las provincias.
La mayor parte del presupuesto, de un montante de 48 mil millones de dólares, corresponde a las fuerzas de seguridad (Ejército y Policía), con una partida de 8 mil 850 millones de dólares. Le sigue la educación, con 4.130 millones de dólares.
También reciben importantes partidas la salud, con 1 mil 920 millones de dólares, y la electricidad, con 1 mil 370 millones, lo cual contribuirá a mejorar las infraestructuras de un país que sufre a menudo averías en su red eléctrica.
Pese a que el monto total representa el doble con respecto a los años de Saddam Hussein (derrocado en 2003), los expertos iraquíes estiman que el presupuesto de 2008 no puede responder a las necesidades urgentes de desarrollo.
«La cuestión no es el valor del presupuesto sino si será usado eficazmente, lejos de la corrupción administrativa y financiera», estimó Walid Jaled, economista iraquí. «Aprobar un presupuesto no es un problema, el problema es saber cuántos iraquíes se beneficiarán de él», añadió.
Según Hossam Al Samuk, investigador y periodista financiero, la economía iraquí sufre desde la invasión estadounidense, en 2003, una falta flagrante de peritaje.
«Desde hace cuatro años, no tenemos expertos que hayan sabido establecer un proyecto de presupuesto o incluso aplicarlo. Hay una mala planificación y una mala aplicación», explicó.
Según Al Samuk, en las provincias donde hubo más eficacia, un 60% del presupuesto de 2007 fue adjudicado y en las más afectadas por la violencia, sólo el 10%.
El experto estima que el gran error de los dirigentes iraquíes es que «no tuvieron en cuenta la importancia de la creación de empleos o de poner en marcha programas de inversiones apropiados».
Al Samuk cita el ejemplo del sector social, que ocupa sólo el lugar en orden de importancia en el presupuesto de este año.
«Reservan 720 millones de dólares al sector social para pagar a dos millones de desempleados. En realidad transforman en mendigos a dos millones de personas en lugar de invertir en proyectos de desarrollo o en la creación de empleos», aseguró.
Para otro experto económico, Hilal Al Taan, el presupuesto 2008 «no responde totalmente» a las necesidades de los iraquíes, sobre todo en materia de impulso económico, pero insiste al menos en las necesidades de defensa.
Por último, el vicepresidente Tarek Al Hachimi reconoció recientemente las imperfecciones de la política financiera y presupuestaria del gobierno pero garantizó que había un grupo de expertos a punto de ser creado para «estudiar las carencias de economía».
Walid Jaled
economista iraquí