La globalización es el tema que más impulsan los países desarrollados; Centroamérica y Guatemala son una pequeña golondrina en ese panorama. Con bastante frecuencia leemos en la prensa noticias que se está discutiendo un Tratado de Libre Comercio (TLC) con diferentes países.
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Rechazar la globalización es no realista, tampoco debe ser algo que se haga sin meditar, sin evaluar por Centroamérica, con o sin Costa Rica. El ideal es negociar como región cualquier futuro TLC, como un todo, esto evitará diferencias y ventajas o desventajas recíprocas en la negociación.
Un TLC debe tener beneficios mutuos. Lo primero que debe analizarse es cómo afecta la carga tributaria de nuestros países, cuántos impuestos de importación van a dejar de percibirse; lo segundo es, cómo va a afectar los puestos de trabajo y salarios de la región centroamericana y lo tercero, cómo va a afectar la producción y beneficiar al consumo local.
Negociar por negociar es una acción necia, ególatra. ¿Qué ventaja le trae a Centroamérica y a Guatemala un TLC con Colombia? Centroamérica y Guatemala tienen como principales productos de exportación el azúcar, café, banano, productos no tradicionales como verduras, frutas y flores. Adicionalmente, producimos textiles y maquila de ropa; así como unos que otros pocos productos que podemos llamar industriales. ¿Cuántos de los productos señalados podemos exportarle a Colombia? La respuesta obvia es, casi nada; por tanto, ¿dónde está la reciprocidad de las exportaciones que puedan justificar la pérdida de ingresos fiscales de impuestos de importación, la pérdida de puestos de trabajo? Los sindicatos, la sociedad civil deben de estar atentos y manifestarse antes de suscribir cualquier TLC y así comprobar que es mutuamente beneficioso. Como se dice en la misa de matrimonios, habla ahora o calla para siempre.
Oponerse a que América Latina se integre no es mi intención, pero debemos de hacerlo de forma adecuada y mutuamente ventajosa. Como lo he manifestado, después de Guatemala al país que más quiero es Chile, incluso tengo más compañeros y amigos leales en Chile de los que pueda tener en Guatemala, ello no significó que en mi carácter de Vicepresidente de la República apoyara o aceptara un TLC con ese querido y hermano país sin condiciones bilaterales porque hábilmente ?y a pesar que en su toma de posesión le manifesté al Presidente Ricardo Lagos que un TLC con nosotros debería incluir el azúcar, el café y el banano? ellos plantearon y pretendieron un TLC excluyendo el principal producto que podría Guatemala exportarles: el azúcar, pese a que Chile no es autosuficiente, eficiente y competitivo en la producción de ese producto con respecto a Guatemala, porque ellos solo producen el 70% de su necesidad a base de remolacha y nosotros a base de caña de azúcar.
Centroamérica, incluyendo Guatemala debe de integrarse, crear equipos profesionales de negociadores que incluyan normas de intercambio laborales, sanitarias, controles de calidad para lo que se exporta como lo que se importa. La integración no debe ser solo a nivel empresarial, debe ser política, social, económica y migratoria, esto nos colocaría ante terceros en mucha mejor situación. Evitará que grupos de interés particular, en cada uno de nuestros países, presionen e influyan en el gobierno local. Europa es el ejemplo de cómo un país en particular, un grupo de presión local, un gobierno nacional, se han visto superados por el interés común del conjunto, ningún país individual puede obligar al resto de los países europeos a sacrificar el interés colectivo, por ello es tan importante el planteamiento que a Centroamérica se le ha hecho de un Tratado de Asociación, no es «condicionarnos» como improcedentemente se titula que dijo el presidente Carlos Arias en una entrevista en la prensa local propiedad de conocidos empresarios guatemaltecos y costarricenses.
Continuará.