Ni siquiera por tener tantas ambiciones


He reconocido en el pasado la validez de las ambiciones del diputado Manuel Baldizón y la forma en que ha usado su posición como miembro del Congreso para impulsar iniciativas que tienen la finalidad de catapultarlo como un dirigente nacional con respaldo de distintos sectores porque considero que cabalmente la forma en que un polí­tico se tiene que proyectar es mediante el trabajo y su honestidad a prueba de cualquier duda.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Por ello me causó sorpresa la noticia sobre la forma en que se ha procedido en el negocio de la construcción de un centro comercial en la cabecera de Petén, no sólo por la manera en que el diputado Baldizón ha utilizado sus influencias para asegurar que le construyan una carretera de primer orden a fin de servir a ese proyecto comercial, sino fundamentalmente por las noticias sobre la forma en que fue adquirido el terreno que ahora están expandiendo en forma cí­nica al ganarle terreno al mismo lago de Petén Itzá.

Según la noticia publicada ayer por Prensa Libre, se trata de un enorme terreno que era patrimonio de la Municipalidad y que fue adquirido por la insignificante suma de catorce mil quetzales por el diputado Baldizón, quien inmediatamente lo traspasó a terceros que tienen ví­nculo con él y con sociedades de las que es parte el polí­tico de la Unidad Nacional de la Esperanza.

Si ni siquiera tomando en cuenta sus enormes y no ocultas ambiciones, el diputado Baldizón se comporta de esa forma, estamos nuevamente frente a uno de los tantos casos de cinismo que luego se convierten en pesar para la población. Las respuestas que dio el diputado a Prensa Libre son en realidad manifestaciones de cinismo, porque pretenden mandar por un tubo los cuestionamientos que con justa razón se hacen los pobladores de ese departamento, muchos de los cuales no quieren hablar por temor a represalias de tipo económico tomando en cuenta que según las palabras del mismo polí­tico, entre él y su familia fácilmente tienen propiedad de un cincuenta por ciento de los inmuebles existentes en ese sector.

Desde esta columna aplaudí­, por ejemplo, el papel de Baldizón con los ancianos porque me pareció que era un acto de justicia en una sociedad que no muestra el menor respeto por las personas mayores que han dedicado su vida a servir a sus semejantes y sufren las ausencias de programas de cobertura social. Me pareció que su propuesta para mejorar los sistemas de elección de diputados tiene algunos elementos interesantes que vale la pena pulir y ratifico que me parece que un polí­tico que destaca por hacer cosas en beneficio de la comunidad está labrando su futuro en forma correcta. Pero en un paí­s donde el tráfico de influencias ha sido el veneno de la democracia y donde la corrupción es el cáncer de la sociedad, ver que alguien usa su poder de forma tan cí­nica para adueñarse de propiedades municipales sin siquiera querer tapar el ojo al macho observando las formas establecidas en ley, que de todos modos no son garantí­a de probidad, es una clara muestra de la naturaleza de los individuos y de cómo actuarí­an en el caso de tener poder.

Y si el relevo del paí­s está en manos de un polí­tico que se clava los terrenos del Estado y otro que vivió de los confidenciales de Serrano recibidos como diezmo de lo que se huevió el presidente, aliviados en verdad que estamos.