En marzo, cuando comenzó el cierre patronal de la NFL, muchos opinaban que los dueños y los jugadores de los distintos equipos llegarían a un nuevo acuerdo laboral mucho antes de la apertura de los campamentos de entrenamiento.
NUEVA YORK / Agencia AP
Había mucho tiempo, y unas 9 mil millones de razones para lograrlo.
Algunos campamentos debían abrir al cierre de la semana próxima, y las dos partes en conflicto no han logrado el acuerdo. Sí, parecen más cerca que nunca, y varios temas complicados, particularmente la forma de dividirse los más de 9 mil millones de dólares en ingresos, han quedado prácticamente resueltos.
Pero existen dudas serias de que pueda evitarse la cancelación de partidos de la pretemporada. Aunque la campaña regular sigue pareciendo a salvo, la situación no es tan simple como un apretón de manos y volver al negocio habitual, incluso suponiendo que los dueños y jugadores resolvieran todo a partir de este miércoles, cuando comienzan las conversaciones cara a cara.
Ese escenario se antoja improbable.
Pero sin la pronta firma de un contrato colectivo, muchos equipos necesitarán posponer los campamentos de pretemporada. Los Giants de Nueva York y los Ravens de Baltimore han cancelado ya los campamentos fuera de sus respectivas ciudades y realizarían todo el trabajo de pretemporada en sus instalaciones.
Ello representará un costo significativo para las comunidades donde habrían entrenado normalmente los equipos.
El ingreso de los nuevos miembros del Salón de la Fama se realizará el 6 de agosto, como estaba previsto. Pero el juego del día siguiente, entre los Rams de San Luis y los Bears de Chicago, está en veremos. Si no se realizara, ello seguramente empañaría las festividades.
Y mientras los dueños y jugadores discuten el escalafón salarial de los novatos, los parámetros para los agentes libres y la financiación de prestaciones para los jugadores retirados, los próximos días son cruciales.
De persistir las diferencias y no darse un acuerdo oportuno, podría cancelarse el primer fin de semana completo de partidos de pretemporada, con un costo de incluso 60 millones de dólares.
Incluso si se llega a un acuerdo, éste debe ser ratificado por jugadores y propietarios, un proceso que llevaría valioso tiempo.