El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, trató de aplacar las tensiones con Estados Unidos por la congelación de la colonización en Cisjordania y Jerusalén Este en la reunión que mantuvo con el emisario norteamericano George Mitchell hoy en Londres.
«Fue una buena reunión, se hicieron progresos. El Primer Ministro y Mitchell acordaron que existe la necesidad de comenzar negociaciones significativas entre Israel y los palestinos para avanzar hacia un acuerdo de paz regional», señalaron Mitchell y Netanyahu en un comunicado conjunto difundido por la delegación israelí tras la reunión de cuatro horas a puerta cerrada.
Al principio, Netanyahu, citado por su portavoz Mark Regev, expresó el deseo de que «pronto podamos reanudar conversaciones normales» con los palestinos. Estos condicionan el diálogo a la congelación total de las colonias en sus territorios, y no parecía hoy que se hubiera avanzado en este espinoso tema.
Israel, aliado tradicional de Estados Unidos, resistió hasta ahora a las presiones del emisario del presidente Barack Obama para que congele totalmente los asentamientos. Los norteamericanos y los países europeos lo consideran como un paso previo para impulsar el paralizado proceso de paz en Oriente Medio.
El primer ministro israelí está en la delicada situación de tener que responder a la vez a las expectativas de la comunidad internacional y a las exigencias de su coalición gubernamental derechista.
En declaraciones ayer a los periodistas que viajan con él, Netanyahu insistió en que «la cuestión de los asentamientos es un problema, pero el problema principal es el rechazo (de los palestinos) a reconocer a Israel como el Estado judío».
Los israelíes ya habían dicho que Netanyahu esperaba «algún progreso pero no un avance esencial» en la reunión, que se celebró al día siguiente de una entrevista con el primer ministro británico Gordon Brown.
Brown le dijo hoy que «la colonización era una barrera para la solución de dos Estados», uno israelí y otro palestino, pero se declaró «cada vez más confiado en que hay una voluntad real de progresar».
Responsables estadounidenses e israelíes consideran posible una cumbre entre Obama, su homólogo palestino Mahmud Abas y Netanyahu en septiembre en Nueva York, coincidiendo con la Asamblea General de Naciones Unidas.
Las conversaciones israelo-palestinas, que se han llevado a cabo intermitentemente desde 1993, están paralizadas desde la ofensiva israelí de finales de 2008 contra Hamas en la franja de Gaza, que duró 22 días y según fuentes palestinas dejó 1.400 muertos.
Los palestinos condicionan cualquier reanudación del diálogo a una congelación total de la colonización en sus territorios.
Pero Netanyahu insiste en que su país no transigirá en la cuestión de Jerusalén, cuya parte oriental fue anexada en 1967 por Israel, que la considera su capital «indivisible», y exige garantías para los 500.000 colonos israelíes.
El diario británico The Guardian publicó sin embargo hoy que Israel podría aceptar una congelación parcial de la colonización, a cambio de nuevas sanciones internacionales, más duras, contra Irán por su programa nuclear.
Netanyahu declaró tras su reunión con Brown que quería buscar con Mitchell «una fórmula de acercamiento que nos permita lanzar un proceso y a la vez posibilite (a los colonos) llevar una vida normal».
Pero también hizo un llamamiento a los palestinos, al afirmar que él ya había tomado medidas hacia una solución con dos Estados y para facilitar las condiciones de vida de los palestinos.
La «fórmula ganadora», según Netanyahu, sería que los palestinos aceptaran un Estado desmilitarizado y reconocieran a Israel como el Estado del pueblo judío.
«Hemos avanzado en el terreno, yo también he avanzado no sólo en mis actos sino también en mis palabras (…) La ausencia de expresión clara y franca de los líderes palestinos de este reconocimiento ha sido lo que ha retrasado la paz», agregó el primer ministro israelí.
Netanyahu tenía que partir a continuación rumbo a Berlín, donde mañana se entrevistará con la canciller alemana Angela Merkel.