La autorización que dio la municipalidad israelí de Jerusalén a un controvertido proyecto arqueológico, que prevé la destrucción de casas palestinas, puso de nuevo en aprietos al gobierno de Benjamin Netanyahu al provocar una vez más las críticas de Washington.
La Autoridad Palestina apeló el martes a Estados Unidos para que cese el proyecto, dando a entender que su aplicación arruinaría meses de pacientes esfuerzos norteamericanos para reactivar las negociaciones israelo-palestinas.
La comisión de planificación y de construcción de la municipalidad validó el proyecto llamado «Jardín del Rey» en hebreo (en alusión a los jardines del rey Salomón) que debe construirse en el barrio de Silwan en Jerusalén Este, donde colonos judíos se instalaron con sus familias en medio de 12.000 palestinos.
El plan municipal prevé la destrucción de 22 viviendas palestinas construídas sin autorización, mientras que otras 66 viviendas construídas también sin permiso, serán legalizadas retroactivamente.
El tema es tanto más sensible cuanto que la comunidad internacional no reconoce la ocupación israelí del sector oriental de la Ciudad Santa anexada por la fuerza por Israel en junio de 1967, tras la llamada «Guerra de los Seis Días» entre árabes e israelíes.
Estados Unidos, que trata por todos los medios de reactivar las negociaciones israelo-palestinas, se declaró «preocupado» por el proyecto municipal, conocido desde hace varios meses.
«Es precisamente este tipo de medidas que, en nuestra opinión, erosiona la confianza que es fundamental en el diálogo indirecto» entre Israel y los palestinos, criticó el portavoz del departamento de Estado Philip Crowley.
«Estados Unidos deben pedir a Israel que cesen estas medidas que denunciamos firmemente y que constituye una traba al proceso político», declaró el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, al término de una entrevista an Ammán con el rey Abdalá II de Jordania, también crítico del proyecto israelí.
La continuación de la política de colonización en Jerusalén Este «amenaza con destruir los esfuerzos estadounidenses con miras (a avanzar) en las conversaciones indirectas», advirtió el principal negociador palestino, Saeb Erakat, que acompañaba a Abas en Jordania.
Por el lado israelí, varios ministros tomaron distancias con el proyecto.
«La municipalidad de Jerusalén no ha dado prueba de buen sentido, ni de sensibilidad en cuanto al momento elegido» para anunciar esta decisión, estimó Barak en un comunicado publicado en Israel, mientras efectúa una visita a Estados Unidos.
Incluso entre los partidarios de la colonización, el ministro de la Vivienda, Ariel Attias, del partido ultraortodoxo Shass, estimó que «habría sido mejor esperar un momento más oportuno».
Reaccionando a la críticas de Washington, Netanyahu se apresuró a publicar un comunicado explicando que «el Primer ministro no tiene el poder de intervenir en la gestión de la municipalidad» de Jerusalén.
Según los comentaristas, Netanyahu quiso evitar nuevas fricciones con Estados Unidos, a dos semanas de un encuentro en la Casa Blanca con el presidente Barack Obama.
En marzo pasado, el explosivo tema de la colonización en Jerusalén Este había provocado una grave crisis diplomática con Washington, después del anuncio de la construcción de 1.600 viviendas en un barrio judío del sector oriental, en momentos en que el vice-presidente estadounidense Joe Biden efectuaba una visita a Israel.
Desde entonces, Netanyahu ha tratado de evitar nuevos enfrentamientos con los estadounidenses.