El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu criticó fuertemente ayer al presidente palestino Mahmoud Abbas por realizar un «discurso hostil» sobre el sitio santo más disputado de Jerusalén, diciendo que sus palabras socavan los esfuerzos de paz.
Durante una visita a Qatar, Abbas dijo que Israel estaba intentando destruir la Mezquita de Al-Aqsa de Jerusalén, la cual se encuentra sobre los restos de dos templos judíos bíblicos. Se trata del sitio más sagrado del judaísmo y del tercer lugar sagrado más importante del islam. El sitio es un asunto muy emocional y sensible para israelíes y palestinos.
«Abbas sabe perfectamente bien que no existe base para sus despreciables declaraciones, incluidas sus infundadas e irresponsables aseveraciones con respecto a la Mezquita de Al-Aqsa», enfatizó Netanyahu. «Este es un discurso severamente hostil de alguien que afirma que está empeñado en la paz».
«Ha llegado el momento de que la conducción palestina deje de negar el pasado y distorsionar la realidad», señaló.
Netanyahu destacó en sus declaraciones que todas las religiones tienen libertad de culto en Jerusalén.
El sitio sagrado es algo muy importante en los relatos históricos antagónicos de israelíes y palestinos, y cualquier percepción de que se intenta cambiar la delicada división de control allí rápidamente detona protestas. El viernes brotó la violencia después de cientos de creyentes musulmanes protestaron contra rumores de que israelíes de extrema derecha estaban tratando de obtener el ingreso a zonas controladas por musulmanes en el lugar.
Los rumores eran falsos, según la policía israelí.
Un palestino murió y 11 policías israelíes resultaron heridos durante el fin de semana por violencia relacionada al sitio sagrado.
En su discurso, Abbas acusó que Israel quería construir un templo «sobre las ruinas de la Mezquita de Al-Aqsa». Abbas dijo que esta era «la batalla más reciente en la guerra que busca borrar y remover el carácter de la Jerusalén árabe-islámica».