Negocio inmoral


La venta de la información del Registro Civil de la Municipalidad de Guatemala a una empresa privada que ahora se da el lujo de cobrar al Registro Nacional de Pobladores si quieren tener acceso a esa información es, evidentemente, un negocio sucio e inmoral de los tantos que se dan en la administración pública. Cabalmente la Ley de Acceso a la Información pretende que los registros que se tengan de cualquier persona en oficinas públicas sean totalmente accesibles para los interesados y que nadie pueda lucrar con los mismos.


Hace mucho tiempo, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los íšltimos Dí­as propuso a la Municipalidad que le proporcionara esos registros porque en Salt Lake City habí­an construido una enorme bóveda a prueba de ataques nucleares y que pretendí­an tener en ese lugar el mayor número de registros de personas para preservarlos en caso de una catástrofe bélica. El gancho era que ofrecí­an la microfilmación de todos los registros y dejar una copia gratuita a la Municipalidad. En aquella época, alrededor de los años setenta, el costo de la microfilmación era muy alto y estaba fuera de las posibilidades del empobrecido municipio, pero no se aprobó la propuesta cabalmente para preservar el derecho de los vecinos. Nadie podí­a asegurar que los mormones iban a meter en la bóveda los datos sin usarlos para sus fines de expansión que coincidí­an con ciertas polí­ticas norteamericanas de la época.

Sin embargo, décadas más tarde, la Municipalidad bajo la dirección de Fritz Garcí­a Gallont se apuntó a vender toda la información sobre todos y cada uno de los nacidos en el Municipio, de sus cambios de estado civil y demás intimidades, incluyendo la misma muerte, sin que los afectados fueran siquiera enterados del sucio negocio que hoy está saliendo a luz por el traslado que hubo necesidad de hacer de toda la información de los registros civiles hacia el Renap. Y cuando éstos se enteraron de la digitalización existente, resulta que la misma es privada y que la Municipalidad no sólo vendió los derechos a «comercializar» los datos de los vecinos, sino que pagó por el trabajo digitalizador.

Viendo la resistencia que los diputados unionistas hacen a la Ley de Acceso a la Información es de advertir que no quieren dar a la población información oficial de acuerdo al mandato constitucional que ordena la publicidad de los actos de la administración, pero sí­ usan la información para venderla a empresas particulares que pueden «comercializar» la partida de nacimiento de todos y cada uno de los nacidos en el Municipio, lo cual resulta no sólo contradictorio sino inaudito. A ver si el Ministerio Público hace algo al respecto.