Negocian una coalición de gobierno



Los aliados del ex primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, empezaron hoy a negociar una coalición de gobierno, objetivo en el que aseguraron haber logrado el apoyo suficiente de otros partidos.

«Otros partidos más pequeños aceptaron sumarse a una coalición que nos dará más de la mitad de los escaños del Parlamento», declaró Surapong Suebwonglee, secretario general del Partido del Poder del Pueblo (PPP), que agrupa a los partidarios de Thaksin.

A pesar de ser el más votado, el PPP no logró la mayorí­a absoluta en las legislativas de ayer, las primeras desde que los militares expulsaron del poder a Thaksin en septiembre de 2005 con un golpe de Estado apoyado veladamente por la monarquí­a.

Según los resultados difundidos hoy por la Comisión Electoral, el PPP obtuvo 232 de los 480 escaños del futuro parlamento. En este, por tanto, se necesitan 241 diputados para tener la mayorí­a absoluta.

El lí­der del PPP, Samak Sundaravej, declaró ayer que será el nuevo primer ministro.

Para lograrlo, este ex gobernador de Bangkok, de 72 años y famoso por su duro hablar, empezó a buscar socios para formar una coalición de gobierno lo más sólida posible.

El Partido Demócrata, principal rival del PPP, logró 165 escaños mientras que otros cinco partidos menores se dividieron los restantes 83.

Pese a que Samak reivindicó la victoria, el lí­der de los Demócratas, Abshisit, de 43 años, no la reconoció y, al contrario, se declaró dispuesto a formar una coalición gubernamental si el PPP fracasa en el intento.

Ante esta situación, los pequeños partidos eran objeto hoy de la atención de ambas partes.

El Rum Jai Thai Chart Pattana (9 escaños) y el Puea Pandin (25) cuentan con personalidades que se alejaron de Thaksin tras el golpe de Estado.

Los analistas, por su parte, vaticinaron unas negociaciones largas e impredecibles, ya que los generales podrí­an presionar para debilitar una futura coalición gubernamental.

Los militares nunca han ocultado su objetivo de impedir la vuelta al poder de los seguidores del ex primer ministro y han pasado los últimos 15 meses intentando borrar el recuerdo de los cinco años de gobierno del multimillonario.

Este último, pese a vivir exiliado en Gran Bretaña, ha seguido siendo la figura clave de la polí­tica tailandesa.

Además, la Comisión Electoral debe estudiar las más de 30 denuncias consideradas serias que podrí­an eliminar a ciertos candidatos, forzando así­ a nuevos comicios parciales en enero.

En todo caso, las legislativas dominicales confirmaron que Tailandia sigue dividida: por una parte el norte y su población campesina, mayoritaria entre los 64 millones de habitantes del paí­s y fiel a Thaksin, y por la otra el sur y Bangkok, zonas más urbanas y de clase media y hostiles al ex primer ministro.

Pero también fueron un duro revés para los militares golpistas, pues con su voto los tailandeses subrayaron que quieren «pasar la página y retomar el camino democrático», señaló hoy el editorial del diario The Bangkok Post.

El lí­der del PPP también garantizó que a partir de ahora trabajará para que Thaksin vuelva a Tailandia gracias a una posible amnistí­a de los delitos de corrupción y fraude que le acusan los militares.

En mayo, un tribunal nombrado por los generales lo inhabilitó para hacer polí­tica.