Las frustradas negociaciones de la OMC en Ginebra dejaron un sabor amargo a sus participantes, que ahora buscan vislumbrar el horizonte de la globalización en un mundo complicado por la crisis alimentaria y por las próximas elecciones en Estados Unidos.
La frustración era particularmente palpable entre los países pobres, que apuestan en la Ronda de Doha para obtener la reducción de los subsidios agrícolas y de las barreras arancelarias en Estados Unidos y Europa.
«Uno de los principales elementos de la crisis alimentaria, es decir las subvenciones (europeas y estadounidenses), seguirá obsesionándonos», afirmó el ministro de Comercio de Lesotho, Popane Lebesa.
El sector algodonero africano será uno de los más frustrados por el fracaso de las discusiones de la Organización Mundial de Comercio (OMC), advirtió el ministro de Comercio de Burkina Faso, Mamadú Sanú.
«Lo que más nos decepciona es que los países ricos, adalides de la liberalización, que nos incitan a liberalizar nuestros mercados y nuestras economías, teman comerciar con nosotros sobre bases equitativas y de competencia leal», denunció Sanú.
El director general de la OMC Pascal Lamy presentó el viernes propuestas para conciliar los intereses de los exportadores agrícolas del Sur y de productos industriales del Norte.
Pero el obstáculo que se reveló insuperable gravitó en torno a un mecanismo de protección de los mercados agrícolas reclamados por India y decenas de países en desarrollo, pero rechazado por Estados Unidos y otros países con fuertes sectores agroexportadores, entre ellos Australia, Nueva Zelanda, Paraguay, Uruguay, Costa Rica, Tailandia y Malasia.
Estados Unidos e India se achacaron mutuamente la responsabilidad.
«Todos los países se mostraron flexibles menos uno», dijo la secretaria de Comercio de Estados Unidos Susan Schwab en alusión a la posición de India en las reuniones reservadas a los ministros de las siete mayores potencias comerciales (EEUU, Unión Europea, India, Brasil, Japón, Australia y China).
En la lógica de Schwab, «resulta irónico» que el debate sobre un Mecanismo de Salvaguardia Especial se haya dado «en plena crisis alimentaria», dado que esas medidas restrictivas al comercio pueden hacer aumentar más aún los precios de los alimentos.
Pero esa no es la lógica de Nath, para quien lo que estaba en discusión era la opción «entre favorecer los intereses comerciales o las condiciones de vida de los agricultores» del mundo en desarrollo.
Pese a este nuevo golpe, nadie se resigna públicamente a dar por enterrada la Ronda de Doha, lanzada a fines de 2001, con la expectativa de compensar las enormes diferencias que se abrieron en el mundo tras la ola de liberalización de los años 90.
Pero tampoco nadie sabe muy bien cuáles deben ser los próximos pasos.
«Hay que dejar que la situación se decante», dijo ayer Lamy. «Sin duda es difícil mirar lejos en este momento. Los miembros de la OMC tendrán que preguntarse honestamente si desean arreglar el destrozo y de qué manera», agregó el director general de la institución.
El comisario europeo de Comercio Peter Mandelson llamó a reanudar el proceso después de un periodo de «reflexión» durante las actuales vacaciones de verano del hemisferio norte.
Pero en Europa, otras voces consideran imposible llevar la Ronda de Doha a buen puerto, cuestionando entre otras cosas el sistema de aprobación de decisiones de la OMC, que exige el consenso de sus 153 Estados miembro.
Ese es el caso de la secretaria francesa de Comercio, Anne-Marie Idrac, que considera «inalcanzable» el acuerdo en el actual formato de la OMC.
La reanudación del proceso a corto plazo también parece imposible a causa de la elección presidencial estadounidense de noviembre, para designar al sucesor de George W. Bush en la Casa Blanca.
Schwab aseguró que cualquiera sea el vencedor -el republicano John McCain o el demócrata Barak Obama- Estados Unidos seguirá comprometido con las negociaciones multilaterales de comercio
«Yo estoy aquí con el apoyo de los líderes demócratas y republicanos; eso es muy importante para mí y me da la capacidad de poner mucho en la mesa de negociaciones», afirmó.