Nefasto ejemplo para el futuro Estado Palestino


Los pocos lectores de esta columna conocen mi posición ideológica de izquierda democrática; pero ese sustento de la socialdemocracia y mi repudio a la polí­tica guerrerista e imperialista del presidente norteamericano George W. Bush, no implica, necesariamente, que simpatice con los gobiernos que despóticamente imperan en la mayorí­a de los paí­ses árabes del Cercano Oriente y el ífrica septentrional.

Eduardo Villatoro

Estoy convencido de que se debe establecer un Estado Palestino, y también sostengo que se respete la existencia del Estado de Israel, tal como se convino preliminarmente durante la reunión celebrada a principios de este mes en Annapolis, Estados Unidos, con los auspicios de Washington -quizá lo único positivo que en materia internacional ha realizado la actual administración republicana-, con la participación de los gobernantes palestino e israelí­ y la presencia de delegados de Arabia Saudita, Argelia, Bahrein, Egipto, Jordania, Lí­bano, Marruecos, Qatar, Siria, Sudán, Túnez y Yemen.

Todos los paí­ses allí­ personificados coinciden en que la solución a la inveterada crisis del Medio Oriente es el reconocimiento de las dos naciones beligerantes abiertamente entre sí­, es decir, un estado palestino separado, contiguo y en paz con Israel. Sin embargo ?como lo advierte un despacho de la agencia internacional de noticias IPS?, los delegados no tuvieron mucho qué decir respecto al carácter o naturaleza del Estado que podrí­a surgir de las negociaciones entre ambos paí­ses.

Con raras excepciones, los regí­menes de las naciones árabes representadas en Annapolis no son elegidos popularmente, sino que son autoritarios, corruptos y dispuestos a utilizar cualquier método, para sofocar la disidencia. Hay periodistas presos; se reprimen manifestaciones pací­ficas, así­ como los opositores, que son ví­ctimas de la coerción, mediante golpes, arrestos, desapariciones forzadas; están prohibidos los partidos polí­ticos, y en donde se realizan simulacros de elecciones, éstas son fraudulentas.

Como lo señala William Fisher, corresponsal de IPSnoticias, la falta de libertad de prensa es emblemática, porque los mismos gobiernos controlan o son dueños de los pocos medios de comunicación social, además de contar con equipos que bloquean emisiones de televisión satelital y sitios de la Internet.

Arabia Saudita y Egipto, estrechos aliados del presidente Bush, figuran entre los peores infractores a mí­nimos derechos humanos. Pero hay una razón para el caso del reino saudita: es la mayor fuente de petróleo importado por Estados Unidos; mientras que el régimen del presidente vitalicio egipcio Hosni Mubarak es el segundo receptor de asistencia de Washington, en recompensa por el acuerdo de paz que firmó con el estado judí­o.

En Egipto rige un estado de emergencia draconiano desde hace más de 25 años, a la vez que se mantiene una intensa campaña de represión contra la libertad de expresión por la Internet, de tal forma que cientos de sitios fueron bloqueados en 2006 y una decena de disidentes cibernéticos terminó en la cárcel.

Por su parte, Arabia Saudita se incluye entre los paí­ses que más reprimen la libertad de prensa, puesto que el régimen monárquico mantiene fuerte control sobre las noticias y la autocensura es generalizada, y, de esa cuenta, los sauditas buscan información con los «hermanos árabes»; pero hasta el canal periodí­stico de televisión Al-Jazeera, que se emite en Qatar, está prohibido.

Si la libertad de prensa es un mito en la mayorí­a de los paí­ses árabes, en peores condiciones se encuentran las mujeres, a las que se les veda cualquier derecho de expresión, totalmente sujetas a sus maridos y padres, en sociedades tan represoras como los mismos regí­menes autocráticos.

Sí­, los palestinos tienen derecho a un Estado, y se merecen un Estado libre y democrático, según palabras del corresponsal de prensa William Fisher. Pero el caso semifeudal de sus hermanos árabes es un nefasto ejemplo.

(Romualdo Mustafá, palestino radicado en Guatemala, donde disfruta de libertad de opinión, escuchó a uno de los cultos locutores que narró por TV el juego entre Jalapa y los Cremas la noche del jueves anterior, disparar este tiro libre: «Saludamos a nuestro auditorio que está en plena observancia». Como para ponerle marco).