¿Necesitamos más diagnósticos o soluciones?


Cada vez más me preocupa la impresión que tengo porque nos está gustando que de afuera nos vengan a somatar las verdades en pleno rostro, pero a la hora de trabajar, nadie se arremanga la camisa para cambiar la triste situación en que nos encontramos. ¿Qué chapí­n no sabe que el Ministerio Público ha sido incapaz para cumplir con sus deberes, salvo el ex fiscal Florido, quien se fue asegurando lo contrario?; ¿quién duda que en la Policí­a Nacional siga la corrupción y que tanto la institución como sus agentes tienen una pésima imagen pública?; ¿alguien podrá negar que ambas entidades tienen que trabajar juntos para combatir eficazmente a la delincuencia? Entonces, ¿para qué traer tantos asesores o relatores para seguir repitiendo diagnósticos que de sobra sabemos todos, por ejemplo, que la salud, educación o la seguridad pública andan por el camino de la amargura?

Francisco Cáceres Barrios

A nadie, con dos dedos de frente escapa que nuestro sistema de salud es obsoleto, ineficaz e inoperante, que la gente no cuenta ni con una asistencia mí­nima, sea por falta de camas, porque no hay suficientes profesionales y demás personal indispensable o porque ¡no hay! es la única respuesta que se escucha ante cualquier petición por mejorar el equipo, medicinas, instrumental y ante tan tristes circunstancias, los que no tienen recursos para costearse su recuperación, no les queda otro camino que el del cementerio.

Entonces por favor, no nos vengan a decir que la salud pública en Guatemala está atrasada 20, 40 o 60 años, puesto que al paí­s lo que le urgen son soluciones y no diagnósticos. Por el estilo, ¿a quién sorprende que un relator diga que hay baja inversión educativa, que no es realmente gratuita como lo manda la Constitución, que sigue habiendo exclusión y racismo o que hace falta mucha plata para llevar a cabo una real reforma, construir infraestructura o reparar las escuelas que se siguen cayendo en pedazos?

Me parece magnifico que el jurista español don Carlos Castresana tenga la impresión, cuando suponí­amos que llevaba seis meses de estar combatiendo la impunidad en Guatemala, de que existe una enorme falta de coordinación y de colaboración entre el MP y la PNC, ¿es que eso mismo no lo hemos repetido hasta la saciedad, sin ser expertos, ni integrar comités o comisiones que solo representan más gastos y pérdida de tiempo? Yo creo que seguimos confundiendo el sebo con la manteca. Que se impuso la mentada CICIG a troche y moche asegurando que a estas horas la impunidad se iba a acabar; que con traer burócratas, tecnócratas o especialistas con hojas de vida impresionantes se van a componer nuestros males. No señores, siguen equivocados de palmo a palmo. Lo que aquí­ hace falta es voluntad polí­tica, honradez, capacidad, eficacia y conocimientos sólidos para dar buenos resultados, para ello, habrá que arremangarse la camisa para poner manos a la obra. De lo contrario… ¡seguiremos en las mismas!