Nos encontramos en vísperas de un nuevo proceso electoral, y para lo cual, el Congreso de la República nombrará a los nuevos magistrados –titulares y suplentes– del Tribunal Supremo Electoral –TSE–, de cara a las próximas contiendas electorales. Las mismas, dicho sea de paso, están perfiladas a mantener un alto nivel de disputa de principio a fin, como se refleja en la anticipación de campañas electorales, “disfrazadas” de supuestas invitaciones a afiliación.
miguelsaquimux@gmail.com
La importancia en el presente proceso de selección de nuevos Magistrados del TSE, radica en que dada la naturaleza con que se desarrolla actualmente la antesala a los próximos comicios, es necesario que personas conocedoras de la Ley, pero ante todo, con capacidad de aplicarla a cabalidad, logren acceder a estos puestos. Entonces, es de urgencia que el perfil de los individuos que ejerzan la autoridad electoral, posea méritos académicos, acompañado de experiencia en la administración pública, pero ante todo, que la honorabilidad de los candidatos sea uno de los ejes fundamentales, para la calificación y clasificación, dado que, esta cualidad es necesaria incluirla, para que de esta manera se logre propiciar un clima de confianza para todos los sectores involucrados.
Particularmente, he tratado con una persona de las 40 aspirantes, razón por la cual puedo afirmar que existen contendientes que poseen comprobable honorabilidad, y este es el caso de la Abogada y Notaria Delia Marina Dávila. Me dirijo a esta persona, puesto que, es la única a quien tengo la oportunidad de conocer personalmente desde muchos años atrás. Por lo tanto he sido testigo de su intachable trayectoria profesional, evidenciando sus capacidades y honestidad al frente de los cargos que le he observado desempeñar.
Como catedrática universitaria y asesora de tesis de grado y posgrado, ejecutando puestos públicos en el Ministerio Público, Copredeh y la Procuraduría de Derechos Humanos; además de litigar a nivel internacional como agente del Estado de Guatemala ante la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, son algunos de los campos en los que he logrado apreciar su calidad ética, moral y profesional.
En fin, lo que sí puedo afirmar, es que no dudo que la persona a la que me referí en esta oportunidad, sea la única que posea este grado de honorabilidad según mi percepción. Es decir, que de los 39 aspirantes restantes es bastante probable que existan personas con similares o mejores capacidades académicas, con experiencias en la administración pública y también de reconocida honestidad.
Entonces, es alentador saber que en el actual proceso se encuentran personas con cualidades cercanas a las idóneas, característica que seguramente facilitarían la ejecución de este tipo de cargos, que entre otras cosas demandan un sinfín de responsabilidades. Dicho en otras palabras, que no todo es malo en el listado de aspirantes, puesto que, siempre existe un conjunto de personas capaces, con deseo de propiciar el cumplimiento de la Ley, mediante la fiscalización y control del financiamiento, de este órgano colegiado.
No queda más que ejercer auditoría social a los encargados de esta elección, porque de esta clasificación dependerá en gran medida, la transparencia que pueda proyectar el próximo proceso electoral, en donde se necesitarán que personas con altas capacidades logren aplicar lo plasmado en nuestra Ley Electoral y de Partidos Políticos, que dicho sea de paso posee deficiencias en lo que al poder de coerción se refiere.