Navegando por el río La Pasión


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Para nadie es sorpresa que en el Departamento de El Petén se encuentren todo tipo de maravillas y aventuras, visitar nuestras ciudades mayas es ya de por sí un lujo difícil de igual y el viajero más exigente puede encontrar un lugar, una vista o un recuerdo que hagan de su viaje algo inolvidable.

Empujado quizás como muchos otros, por el final de la cuenta larga, tuve la fortuna de recibir el Año Nuevo en ese espléndido lugar y esa fortuna se multiplicó al haber elegido el primer día de este año para visitar el sitio arqueológico El Ceibal, surcando las aguas del río La Pasión desde Sayajché hasta este lugar de Ceibas.

Juan Antonio Mazariegos G.


 En un viaje de alrededor de dos horas a bordo de una pequeña lancha de motor, conducida con la pericia y experiencia que otorgan 25 años de hacerlo, don Lázaro, el lanchero, nos llevó a ser testigos de la fauna de Guatemala, representada en cocodrilos, tortugas, águilas, martines pescadores, pejelagartos, tarántulas y una impresionante serie de aves, peces y animales que nos dejaron asombrados por su sola presencia y por el hecho, según Yo ya imposible, de que mis hijos pudieran verlos y apreciarlos.

El Ceibal, se encuentra enclavado en medio de un parque nacional en donde la veda de pesca y caza han hecho posible la existencia de este inusual espectáculo. Este mismo parque nacional ha permitido también que ante la prohibición de tala de árboles se conserve un ecosistema en donde nacionales y extranjeros pueden remontarse al pasado de este departamento, imaginando el lugar que dio vida a la novela de Virgilio Rodríguez Macal y su Mundo del Misterio Verde o situarse en el periodo postclásico maya e imaginar al señor de El Ceibal controlando este puerto para su aliada la Ciudad de Tikal.

Sin duda, la existencia de este y los demás parques nacionales debe de ser motivo de orgullo y su protección meta de primordial importancia para el Estado de Guatemala, el cual debe de velar para que bajo ninguna circunstancia se lleven a cabo actividades de cualquier naturaleza que puedan poner en riesgo estas maravillas de la naturaleza que tenemos en nuestro País.
  
Hoy nos aprestamos a vivir un año de enormes conflictos, en el que debemos de tomar posiciones alrededor de diversos temas que a todos deben de interesar, nos aprestamos a criticar y ser criticados, a defender posiciones o tratar de construirlas, todo dentro de un largo y sinuoso río de controversias, intereses y altercados que quién sabe en donde desemboquen. Sin embargo, debe haber también, un espacio para apreciar lo que tenemos y abogar por ello con el afán de que muchas otras generaciones de guatemaltecos puedan conocer una Guatemala diferente, aquella en donde aún el Cocodrilo se asolea a la ribera del río. Si no conoce aún, lo invito a que vaya y pregunte cerca del ferri en Sayajché, donde queda la casa de don Lázaro, el lanchero, él tendrá la suerte de llevarlo por un río distinto al que ahora nos arrastra, con mano firme pero serena a disfrutar de un lugar privilegiado, el río La Pasión.