Virgin Galactic, propiedad del multimillonario británico Richard Branson, presentará el lunes en el desierto de Mojave en California la primera nave espacial para viajes de pasajeros capaces de pagar 200.000 dólares por una breve experiencia suborbital.
El paisaje lunar de Mojave servirá de escenario para que Branson, el ingeniero aeroespacial estadounidense Burt Rutan y los directores de Virgin Galactic develen ante la prensa el SpaceShipTwo, el aparato con capacidad para dos pilotos y seis pasajeros que desde el próximo año planea realizar vuelos de prueba y entre 2011 y 2012 subir a bordo a los clientes.
«Ofertas especiales a Islandia, Tailandia y… el espacio suborbital», anuncia ya la operadora Hurley Travel Experts en Portland (noroeste), uno de los 50 agentes de viajes escogidos en Estados Unidos para vender los paseos al espacio en esta aerolínea, que dice contar con 300 turistas que han pagado depósitos por 40 millones de dólares para darse el gusto de ver la Tierra desde la ventanilla del avión mientras flotan adentro de la nave.
Los expertos aeroespaciales están convencidos de que los vuelos suborbitales constituyen la próxima generación de viajes comerciales.
Por ahora la experiencia está reservada para una clientela que además de aventurera cuente con dinero para pagar 200.000 dólares por una experiencia que con despegue y aterrizaje incluido durará dos horas y media tras un vuelo espacial a 100 kilómetros del planeta.
Pero «la historia del transporte humano indica que, cuando es posible acortar los tiempos de viaje, los mercados crecen para que esa actividad prospere», dijo a la AFP Charles Chafer, jefe ejecutivo de Space Services, una empresa especializada en funerales espaciales que en 2007 envió al espacio las cenizas del actor James Doohan, «Scotty» en la serie «Star Trek».
«En los primeros años, los vuelos espaciales serán raros y caros -al igual que pasó en los primeros días de la aviación- pero con el tiempo -durante los próximos 100 años-, ir de un lugar a otro en la Tierra, usando naves espaciales suborbitales, debería ser una rutina», indicó Chafer al ser consultado sobre la posibilidad de un vuelo de Hong Kong a Londres en tres horas, por ejemplo.
A modo de ejemplo del potencial de crecimiento de estos vuelos, Susan Schonfeld, portavoz de Space Services, agregó que cuando lanzaron al mundo los funerales espaciales en 1997, juntaron las cenizas de unas 27 personas, y «hoy en día trasladamos los restos de cientos de personas al mismo tiempo».
Según Chafer, «una vez tengamos una rutina de transporte en el espacio suborbital y orbital veremos los tiempos de viaje reducidos, así como un montón de negocio de entrega, y empezaremos a ver la construcción de grandes instalaciones en la órbita de la Tierra».
Para este ejecutivo aeroespacial, lo que ahora parece un capricho para aventureros millonarios, conllevará a la construcción de instalaciones que «nos permita construir los sistemas de satélites de energía solar, servir como un punto medio para la exploración de asteroides y la extracción de minerales».
Chafer cree que esta evolución del transporte aéreo beneficiará «la investigación y producción de materiales, medicamentos y otros compuestos que sólo se pueden producir de manera económica en condiciones de microgravedad».
El lunes en el desierto a 150 km al norte de Los Angeles, donde se encuentra la empresa del ingeniero Burt Rutan, Scaled Composites, se apreciará el diseño minimalista de la SpaceShipTwo, el aparato que será transportado por la nave nodriza Eve, la cual tiene una envergadura de 42,7 metros y podrá volar a una altura de 50.000 pies (15,2 km).
La nave nodriza se separará a los 15.000 metros para darle salida al espacio, donde los turistas podrán experimentar cinco minutos de ingravidez, en una cabina con ventanas circulares a los costados y en la parte superior del fuselaje.
«Los seres humanos siempre buscan las fronteras y el espacio es verdaderamente la próxima frontera para la actividad humana», concluyó Chafer.