Narices húmedas que sanan


Desde que el ser humano se posicionó como la especie dominante en este planeta, se ha hecho acompañar de animales, ya sea para auxiliarse o aliviar el trabajo que se desempeña, o como uso doméstico, para tener compañí­a y poder contar con un amigo no humano. Pero los animales pueden ayudar también, ya sea en situaciones de desastre como terremotos o huracanes, en donde los perros son utilizados para olfatear en busca de sobrevivientes, o como forma de terapia, en donde alivian las aflicciones y el sufrimiento de las personas con el simple hecho de estar ahí­ para proveerle de compañí­a y distracción a quien más lo necesite.


Un grupo de guatemaltecos se ha dedicado a esta actividad: el compartir el bienestar que le proveen sus mascotas con niños y ancianos que necesitan amistad y alguien con quien compartir. «Todo el grupo está conformado por voluntarios, nos reunimos y visitamos cuatro lugares: el área de Pediatrí­a del Hospital General San Juan de Dios, la Unidad de Oncologí­a Pediátrica (UNOP), la Casa para niños Ronald Mcdonald y la Casa Hogar Santo Domingo para Ancianos» informa Rosario Barrios, fundadora de Mascotas Terapeutas.

En esta asociación no lucrativa, los voluntarios visitan hospitales, asilos y otros centros de ayuda a personas, junto con sus mascotas para que interactúen con las personas internadas en estos lugares, y así­ poder llevarle alegrí­a y entretenimiento, a través de la realización de actividades asistidas y la aplicación de terapia por animales. La misión de Mascotas Terapeutas es impulsar y establecer la terapia asistida por animales como complemento en el tratamiento de los diversos padecimientos fí­sicos y psicológicos que sufren las personas, en particular niños y personas de la tercera edad.

Cada voluntario debe visitar uno de estos lugares por lo menos una vez al mes con su mascota. Actualmente cuentan con 12 voluntarios, y quisieran que se les uniera más. «El programa lleva ya dos años de fundado, y siempre apelamos a la gente a que si tienen una mascota y un gran corazón, se nos unan para llevar felicidad a niños y gente de la tercera edad que más lo necesita» indica Barrios.

Cada mascota debe someterse a un proceso de evaluación para integrar este grupo. Durante las pruebas se observan aspectos como obediencia, docilidad, facilidad para relacionarse con las personas y no asustarse con objetos que hay en los hospitales como camillas, sillas de ruedas y cilindros de oxí­geno.

Una prueba de que este programa es exitoso es el poder ver la sonrisa que refleja la alegrí­a de niños y adultos, al jugar con estas mascotas, que son todo corazón.