Narcotráfico a debate


Editorial_LH

La anunciada presencia del Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en la cumbre del sistema interamericano para la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos a realizarse en Antigua Guatemala, evidencia el interés que tiene Washington en la agenda centrada en el tema del narcotráfico. La delegación norteamericana está compuesta por personal del Departamento de Estado y por expertos en el tema, tomando en cuenta que ha sido evidente y claro el rechazo de la Casa Blanca a la posibilidad de debatir, siquiera, otras formas de combate a esa especial forma de crimen organizado.


La OEA presentó un documento de trabajo que adelanta la idea de experimentar con la despenalización en el consumo de ciertas drogas, específicamente hablando de la mariguana que en Estados Unidos ha ido ganando terreno con la aprobación democrática de la legalización de su consumo. La reacción norteamericana no se hizo esperar y fue crítica con respecto al planteamiento de la OEA que, en contraste, recibió elogios de algunos expresidentes que tuvieron la experiencia de participar en las formas actuales de combate al narcotráfico con muy pobres resultados.
 
 El tema de fondo que se tiene que plantear arranca de la evidencia absoluta de que las formas impuestas por Washington para combatir el narcotráfico en América Latina no funcionan y tienen un elevado costo económico y en vidas humanas para los países que tienen que librar la guerra contra los poderosos cárteles. Mientras exista una alta demanda de estupefacientes en los grandes mercados, que por supuesto incluyen a Estados Unidos, no se puede pretender algún avance importante. Washington se da el lujo de “certificar” a los países que según los burócratas norteamericanos, hacen bien su trabajo para decomisar droga y para enfrentar a los cárteles, pero todo eso se tiene que hacer sin una ayuda importante y significativa, no digamos que compense las pérdidas irreparables de vidas humanas.
 
 A partir del reconocimiento del fracaso de la guerra al narcotráfico tal y como se ha librado en las últimas décadas, se debe empezar un debate para encontrar nuevas formas y en el mismo no se puede ni debe descartar ninguna opción. Y por mucho que Estados Unidos sea la mayor potencia del mundo, no puede imponer ni disponer sobre el tema ya que es parte del problema porque constituye el mayor mercado para los estupefacientes.
 
 Ojalá el sistema interamericano pueda mantener sus propuestas a pesar de que Estados Unidos envía a sus pesos pesados para controlar la sublevación latinoamericana que pretende abrir un amplio debate tras demostrar el fracaso de la estrategia impuesta y dirigida por Washington.

Minutero:
Felices por la masiva presencia 
de muchos inversionistas; 
mientras prive la decencia 
y no vengan agiotistas