Narcotraficante cayó por caso de bus calcinado de Zacapa


Carlos Castresana, jefe de la CICIG, anunció hoy la captura de Rony Terraza, presunto narco vinculado al bus calcinado de Zacapa. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Tras varios meses de investigaciones, la CICIG informó hoy sobre la captura de un sospechoso por el caso del autobús internacional calcinado en Zacapa, en donde murieron 16 nicaragí¼enses y un holandés.

Redacción La Hora
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Foto de archivo del bus calcinado en noviembre pasado en Zacapa, en donde murieron 16 nicaragí¼enses y un holandés. FOTO LA HORA: ARCHIVO

La Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) informó hoy sobre la captura de Rony Eduardo Terraza Hernández, supuesto narcotraficante y presuntamente vinculado al caso del bus calcinado en Zacapa, ocurrido el 8 de noviembre de 2008.

La captura fue efectuada el viernes pasado en una localidad del mismo departamento. La orden de aprehensión fue girada por un Juzgado Penal de Zacapa, quien también emitió otras diez órdenes de captura. Según la investigación -que liga a Terraza al caso-, existen 80 evidencias en su contra y los otros diez implicados.

Estos fueron identificadas como: Marvin Montiel Marí­n, alias el Taquero, presunto cabecilla de la organización; Byron Estuardo Abalony Vargas, Héctor Estuardo González Morales (a) Rana, ex agente de la Policí­a Nacional Civil; Mario Roberto Aragón Garcí­a; Juan Carlos Policarpio Chinchilla; Roberto Rivera Chacón; Luis Alberto Yumán Garrido, (a) el Padre; Jorge Estuardo Montiel Marí­n; Sara Elizabeth Cruz Mancilla y Nidya Florinda Marí­n Solórzano.

Esta captura surgió como resultado de operativos de cateos en las casas en donde presuntamente se encontraban los sospechosos; sin embargo, sólo se logró la captura de Terraza. Esta investigación se realizó en conjunto con el Ministerio Público, la Policí­a Nacional Civil, la CICIG y los gobiernos de Nicaragua y Holanda, que también prestaron ayuda para este caso.

Dentro de la investigación se logró determinar la forma en que ocurrió el ataque al bus. Esta banda suponí­a la existencia de un cargamento de droga en el autobús, la banda de narcos amenazó a los pasajeros para que dieran información; los amarraron, los torturaron y los interrogaron, a fin de que confesaran.

Al no conseguir datos, los condujeron a otro lugar -en donde finalmente fueron calcinados-; los rociaron de gasolina, como persuasivo para que confesaran, hasta que, por fin, les prendieran fuego.

De acuerdo con la hipótesis, Terraza habrí­a sido un antiguo colaborador de otros grupos de narcos del nororiente del paí­s; sin embargo, para independizarse habrí­a iniciado su propio grupo de crimen organizado, y entre las primeras acciones habrí­a realizado el robo del bus en cuestión, al cual terminó calcinándolo con sus pasajeros incluidos.

Esta banda -a la que presuntamente pertenece Terraza- tendrí­a fuerte presencia en el oriente y el centro del paí­s, y, además, tiene ví­nculos con otros grupos de delincuencia organizada internacional. Esta banda, además de narcotráfico, se dedica al trasiego de armas, sicariato y lavado de dinero, entre otros ilí­citos, según las declaraciones de Castresana.

Según el jefe de la CICIG, aparte de las órdenes de captura pendiente, aún falta por investigar las implicaciones internacionales de este delito, es decir, establecer los nexos en otros paí­ses de este hecho.

AVANCES

El presidente ílvaro Colom dijo la semana pasada que habí­a importantes avances en la investigación sobre cuatro casos «gruesos» que tiene a su cargo la CICIG, incluido éste de los 16 ciudadanos extranjeros incinerados dentro de un autobús en Zacapa.

El sábado 8 de noviembre del 2008 se encontró el autobús incinerado con decenas de cuerpos totalmente carbonizados, en una ruta alterna que une la aldea La Reforma con La Fragua, en el municipio de Huité, Zacapa

El autobús habí­a partido un dí­a antes desde Nicaragua, con ciudadanos de ese paí­s que presuntamente se dirigí­an a la Ciudad de Guatemala para participar de actividades comerciales; sin embargo, el autobús no llegó a su destino.

Las investigaciones para esclarecer el caso y el reconocimiento de las ví­ctimas demandaron pruebas de ADN, en tanto que fue imposible identificar a los fallecidos, quienes mostraban severos daños en los tejidos, huesos y dientes.