Nadie se da cuenta de nada


Empezando por los diputados, nadie finalmente se percató de cómo se aprobó su autorrecetada indemnización y demás privilegios. De esa cuenta, salvo los descarados de siempre que poco les importa haberlo hecho, a la gran mayorí­a solo les falta aducir que les dieron a beber algún brebaje que les impidió darse cuenta del triste papelón que jugaron empezando por el ponente, quien poniendo cara de nenón sorprendido, se queja del robo de su pacha. Indudablemente nos siguen viendo cara de los que no somos y así­, todavá hay quienes nos califican de pesimistas y no de querer hablar siempre con la verdad.

Francisco Cáceres Barrios

Un ex compañero de estudios me llamó el lunes pasado para preguntarme -¿ya viste, el aterrizaje del «invisible» avión cargado con mil 500 kilos de cocaí­na en plena carretera entre Sayaxché y Alta Verapaz? Solo aquí­ suceden esas cosas. ¿De qué sirve la Fuerza Aérea que para sostenerla le cuesta a los contribuyentes un ojo de la cara? Peor todaví­a, tenemos a la Fuerza de Tarea Interinstitucional la que solo sirve para contar lo que pasó. Imagí­nese estimado lector, que a quienes estaban en tierra les dio tiempo hasta para encender más de 200 candiles que iluminaron un kilómetro de la carretera-pista, logrando finalmente encontrar un camión cargado con 30 toneles de combustible y a un par de «cuidadores» que solí­citamente le fueron a preguntar al piloto ¿le cuido su avión don?.

Otra vez, me dio risa escuchar el cuento del presidente Berger y su ministra de Gobernación, señora de Torrebiarte, porque ahora tenemos más agentes policí­acos, unidades móviles, equipo y armamento para «cuidar a la población». ¿Será cierto?, ¿entonces qué estaban haciendo nueve auto-patrullas, con sus respectivas tripulaciones estacionadas el sábado 1 de diciembre, a las cinco y cuarto de la mañana, en la 6a. avenida, entre 4a. y 5a. calles, frente a la Casa Presidencial?. Podrán responder que ellos no vieron nada. Pero a mi sí­ me consta y me dio mucha cólera comprobar que a los funcionarios gubernamentales, sus familias y otras autoridades no les alcanzan 500 miembros de la SAAS, sino que le restan a la PNC su gente y el equipo indispensable.

Para colmo, al Ejército tampoco le es suficiente contar con la innecesaria cantidad de Generales, Jefes y Oficiales de alta en tiempos de paz, como si estuviéramos inmersos en un conflicto armado al estilo de Irak. Ahora, también sin que nadie se dé cuenta, existe la iniciativa de reformar la ley orgánica del Ejército para crear el rango de brigadier (arriba del grado de coronel y abajo del General) importando poco si eso significa más gastos innecesarios pero, con un Congreso amañado para prorrogar el IETAAP, el que termina pagando la población, ¿de qué nos quejamos, si al fin y al cabo aquí­, nadie se da cuenta de nada?