Ella subió a la camioneta en la parada de la 32 avenida y calzada Roosevelt, frente a McDonalds; junto a ella subieron cuatro jóvenes bien vestidos cuyas edades no pasarían de los 25 años.
Como no había dónde sostenerse, se corrió a la parte central, seguida de los jóvenes, quienes en silencio comenzaron a registrar los bolsillos de los hombres y las bolsas de las mujeres, hasta llegar al frente del bus y bajarse en la parada de HiperPaiz Roosevelt.
Lo sorprendente fue que los bolseados no hicieron nada, pareciendo como petrificados por el miedo. Asimismo, entre los que iban sentados y habían visto todo, nadie hizo ni dijo nada.
Si desde pequeños nos enseñaran a defendernos como sucede en algunos países asiáticos, nadie se atrevería a asaltarnos.
Sería bueno que en el plan de estudios de nuestras escuelas se enseñara algún tipo de defensa personal, pues es a la gente pobre a la que están haciendo daño.