Nadal-Soderling, una final tan esperada como indeseada


Rafael Nadal, tenista español, se enfrentará a Soderling mañana en la final masculina de Roland Garros. FOTO LA HORA: AFP BERTRAND GUAY

Rafael Nadal (N.2) y Robin Soderling protagonizan, el domingo, la final de singles masculinos del Abierto de tenis de Francia de Roland Garros 2010, un duelo dentro de lo previsible en los papeles pero que, sin embargo, muy pocos deseaban.


Un par de semanas atrás, con las estadí­sticas aún frescas del comienzo de la temporada sobre tierra batida, todos o casi todos señalaban como probable una reedición de la ya clásica final Nadal-Roger Federer (N.1), como ya ocurriera en 2006, 2007 y 2008, siempre con victoria del primero.

Este encuentro entre el joven español, de 24 años, y el suizo, de 28, quizás el mejor jugador de todos los tiempos, es también sinónimo de muy buen tenis. El manacorí­ es el «rey de la tierra batida» y el de Basilea se ha preocupado por mejorar su desempeño sobre esta superficie, al punto de llevarse en 2009 por primera vez el tí­tulo de Roland Garros, el único torneo del Grand Slam que faltaba en la vitrina de su casa.

Pero, entre medio de estos dos jugadores que se aprecian y se admiran mucho recí­procamente, lo que no dejan de manifestar públicamente siempre que cuadra, desde el año pasado se coló un «convidado de piedra»: el sueco Soderling.

í‰ste, hasta hace un par de temporadas un tí­pico jugador de superficies duras, de saque-volea, con una personalidad que creaba cierta polémica entre sus pares del circuito, comenzó a cambiar en todos los aspectos desde que su compatriota Magnus Norman se convirtiera en su entrenador.

El finalista en Roland Garros 2000 ante el brasileño Gustavo «Guga» Kuerten, lo recicló a tal punto que, en 2009 dio el gran campanazo en Parí­s al eliminar nada menos que al tetracampeón, Rafa Nadal, en octavos de final con un marcador de 6-2, 6-7 (2/7), 6-4 y 7-6 (7/2).

Después, volverí­a a vencerlo por un doble 6-4 en el torneo de Masters de Londres en noviembre pasado. Para el balear, es ahora uno de los más difí­ciles jugadores del circuito, al que domina por un corto 3-2 en su mano a mano personal.

Antes, el de Manacor se impuso al nórdico en Roland Garros 2006, en el césped de Wimbledon en 2007 y en la arcilla del Foro Itálico, en el Masters de Roma del año pasado.

«Robin es uno de los mejores jugadores del mundo en este momento (…) Mis relaciones con él ahora son normales, mejoraron mucho después de Wimbledon en 2007. Creo que antes ni saludaba porque era medio tí­mido. Ahora, por suerte ha cambiado», comentaba Nadal el viernes.

Pero, el jugador nacido en la sueca Tibro, volvió a hacer de las suyas un par de rondas atrás, en cuartos de final de la prueba, cuando echó del torneo nada menos que a Federer, defensor del tí­tulo, con un marcador en cuatro sets de 3-6, 6-3, 7-5 y 6-4, frustrando una vez más la «idí­lica final».

Tras derrotar en un largo partido a cinco sets al checo Tomas Berdych (N.15), Soderling comentó: «quiero jugar con el mejor (…) Estoy muy cansado después de este partido, pero aún me quedan energí­as».

Las apuestas son parejas, tal vez por el antecedente del año pasado. Eso sí­, si Rafa está en su dí­a y juega como lo ha hecho en la mayor parte de los seis partidos anteriores en esta competición, muy probablemente el domingo pueda acariciar su quinto trofeo «de los Mosqueteros».