Una conferencia de líderes musulmanes y cristianos, destinada a promover la convivencia pacífica entre religiones, concluyó hace dos días en la universidad de Yale reafirmando que el amor ocupa «un lugar central» en sus credos, pero sin abordar los fundamentalismos.
Unos 150 líderes religiosos y académicos, entre los más influyentes del mundo religioso, debatieron durante cuatro días cómo convivir en paz.
«Reconocemos que el amor misericordioso de Dios es infinito, eterno y que lo abraza todo», concluyeron en la declaración final aprobada en esta universidad de Connecticut, considerada una de las más prestigiosas de Estados Unidos.
Entre los participantes asistieron, del lado cristiano, protestantes o evangélicos, y del musulmán, líderes de varios países y tendencias: chiítas, sunitas, sufíes y ayatolás de Irán. Seis judíos fueron como observadores.
El objetivo de la conferencia era evitar, a través del diálogo, una confrontación «de proporciones globales» entre las civilizaciones musulmana y cristiana en el mundo posterior a los ataques del 11 de setiembre de 2001.
La conclusión principal fue que el vínculo entre cristianos y musulmanes es la creencia común en «el amor por Dios y por el prójimo».
Según el príncipe jordano Ghazi bin Muhammad bin Talal, en las reuniones a puertas cerradas «los temas prácticos abordados fueron la pobreza mundial, las guerras en Irak y Afganistán, la situación en Palestina e Israel, los peligros de futuras guerras y la libertad de religión».
Aprobado por consenso, el texto público evita sin embargo las cuestiones más delicadas de los fundamentalismos religiosos que conducen a ataques suicidas en Oriente y Occidente o la negación de teorías científicas en Estados Unidos.
La declaración final reafirmó, al contrario, el carácter «único y absoluto» del Dios venerado por esas religiones abrahámicas monoteístas, cuyas versiones más extremas generan fundamentalismos desde hace siglos.
Según Miroslav Volf, organizador el evento y director del Centro sobre Fe y Cultura de Yale, el «carácter absoluto de Dios» no debe entenderse como el de una divinidad todopoderosa sino como el de un ser que irradia amor.
«Y no es sólo el amor de Dios, sino también del prójimo», explicó a la AFP Volf, que en setiembre co-dirigirá un curso en Yale sobre «Fe y globalización» junto al ex primer ministro británico Tony Blair.
Según Volf, aunque no quedó explícita en la declaración, esa idea de Dios excluye el extremismo. «Uno puede morir por Dios, pero sacrificando la vida para los demás, en lugar de matarse para que otros mueran también», dijo.
La única mención del extremismo se hizo para «denunciar y deplorar las amenazas proferidas contra los que participan al diálogo entre religiones».
Dice en cambio que musulmanes y cristianos no deben tolerar que se denigren los símbolos sagrados del otro.
La idea más concreta resultante del encuentro fue promover un semana mundial por año durante la cual musulmanes y cristianos se comprometen a hablar de lo bueno que tiene el otro credo. Pero por ahora es sólo un proyecto.
La idea de organizar la conferencia surgió tras la publicación en octubre pasado de una carta abierta a los cristianos firmada por 138 líderes religiosos de 40 países y de todas las tendencias del Islam.
La misiva, «Una palabra en común entre ustedes y nosotros», generó un respuesta firmada por unas 300 personalidades del mundo cristiano, titulada «Amando a Dios y al prójimo juntos», y la conferencia de Yale.
Tras la cita de Connecticut en la que los musulmanes dialogaron con protestantes, se organizarán otras similares en Cambridge (Gran Bretaña) con los anglicanos en octubre y con los católicos en el Vaticano, en noviembre.
En marzo habrá otra conferencia en la Universidad de Georgetown (Washington) para examinar cuestiones político-sociales, y un último encuentro tendrá lugar en octubre de 2009 en el instituto real Aal al-Bayt de Jordania.