Música para los días de Semana Santa


celso

O vos omnes qui transitis per viam,
attendite et vidette… si est
dolor similis sicut dolor meus

El tiempo de Cuaresma es, desde el punto de vista de la antropología de la religión, el tiempo del mito del eterno retorno, el momento de convertir el tiempo profano en tiempo sagrado.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela


El momento en el que el mundo cristiano retorna a su fuente primaria: la rememoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo base de su mundo sagrado fundamental: creación dorada y sustentación de esta religión.
   
Entre las interdicciones de contacto se encuentra la que prohíbe que el profano trasponga el mundo de lo sagrado.  Dentro de estas interdicciones, la Antropología de la Religión descubre un código sacro, un lenguaje que solo entienden los iniciados y que abre al profano las puertas de lo sacro.  Es la vía ritual por medio de la cual el fiel (un profano) se comunica, sin caer en interdicción, con su mundo sagrado (son sus lares y penates, en sentido antropológico).  Este lenguaje iniciativo, se presenta en la religión católica en sus grandes ceremonias y ritos –concreción del mito y la creencia–, en especial en los tiempos de la Cuaresma y la Semana Santa.  Ese lenguaje «sacro», incluye no solo actitudes, oraciones, sino también lenguaje sonoro.  La música sacra católica logra su más elevada expresión en tiempos de Cuaresma.  Podríamos afirmar que es en estos complejos y fascinantes ceremoniales donde la música occidental alcanza sus máximos valores estéticos.

Esta guía sacra de la música de Cuaresma pretende ser una aproximación al misterio de la redención a través del fenómeno sonoro de todos los tiempos, en particular desde el siglo IX al siglo XXI de nuestra era.  La preparación para los días santos –ejemplo antropológico de un rito negativo– puede iniciarse el sábado de Dolores. 

En esta etapa preparatoria el fiel puede escuchar música sacra festiva: Se recomiendan las exaltantes misas de Joseph Haydn, en especial la Misa in tempore Belli, con sus acentos de guerra y paz en los timbales del Agnus Dei.  En la noche del sábado de Dolores, meditando mientras se percibe el olor del corozo, puede, oírse para preparar al corazón, una historia sacra.  Las historias sacras de Giacomo Carisimi, los salmos de Claudio Monteverdi o bien las historias de adviento de Heinrich Schutz.  De este último compositor las Pasiones (según San Mateo o según San Marcos).  Al combinar los recitativos con el canto policoral, teniendo como bajo ostinato al órgano positivo y los conjuntos de bronces y cuerdas, el compositor crea un ambiente de paz y profunda «emoción sacra», que prepara para el domingo de Ramos.  La entrada de Jesús en Jerusalén debe celebrarse con misas de gloria.  La Misa en Re mayor de Beethoven, misa sencilla y llena de devoción, en particular el credo;  la misa en Re menor de Cherubini, con su extraordinaria gloria a dieciséis voces en el coro, o las sencillas pero profundamente reverentes misas (Primera y Segunda Pontificalis) de Don Laurentino Perosi, para voces masculinas y órgano.  En horas de la tarde y noche se recomienda escuchar y meditar la obra más que conocida de Jorge Federico Haendel –aunque no la mejor–: el oratorio El Mesías, con sus grandes coros y las filigranas de sus arias.  Las mejores interpretaciones son las dirigidas por Karl Richter –nuestro maestro–, o la de Charles Mackeras, por ser muy fieles al pensamiento y sentimiento del compositor anglo-alemán.  Son menos recomendables las dirigidas por Robert Shaw, Otto Klemperer y von Karajan, pues se apartan del espíritu barroco de la obra.  Por falta de  espacio  continuaremos con este tema en su oportunidad.