Musharraf gana las elecciones



El jefe de Estado Pervez Musharraf ganó ampliamente y sin sorpresa hoy las elecciones presidenciales en Pakistán, pero no puede proclamarse oficialmente su reelección hasta que el Tribunal Supremo falle sobre su elegibilidad dentro de por lo menos 11 dí­as.

«Es un dí­a histórico en la historia democrática de Pakistán», se congratuló el primer ministro, Shaukat Aziz, tras el escrutinio de la votación de los miembros de las dos cámaras del Parlamento y de las cuatro asambleas provinciales del paí­s.

«Es una victoria aplastante para el presidente Pervez Musharraf», aseguró a la AFP por su parte un responsable gubernamental que pidió el anonimato.

La televisión pública PTV también anunció la victoria del general Musharraf en estas elecciones por sufragio indirecto.

Musharraf, que se hizo con el poder tras un golpe de Estado incruento hace ocho años, obtuvo 252 de los 257 votos emitidos en las dos cámaras del Parlamento, según el recuento del jefe de la comisión electoral, Qazi Mohammad Farooq, en directo en la PTV.

El jefe del Estado saliente «obtuvo el 99% de los sufragios emitidos en las cuatro asambleas provinciales», aseguró por su parte el responsable del gobierno.

Otros altos funcionarios gubernamentales confirmaron, aunque sin facilitar cifras, la victoria de Musharraf en las asambleas de Pendjab, Sindh, Baluchistán y la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP), en las que disponí­a de un amplio respaldo.

Uno de sus dos rivales, el juez retirado Wajihdduin Ahmad, recabó sólo dos votos en el Parlamento y el resto de las papeletas fueron rechazadas, agregó el presidente de la comisión electoral.

Aproximadamente el 30% del colegio electoral, todos ellos miembros de la oposición, dimitieron en bloque de todas las asambleas para protestar por la candidatura de Musharraf.

Pero aunque se haya proclamado ampliamente vencedor en las urnas, el general presidente todaví­a puede ser descalificado dentro de dos semanas.

En un veredicto inesperado, el Tribunal Supremo autorizó el viernes la celebración de las presidenciales pero prohibió que se proclamen oficialmente sus resultados antes de que dictamine sobre los recursos de la oposición, que sólo empezará a examinar el 17 de octubre.

El Supremo deberá pronunciarse tanto sobre la elegibilidad de Musharraf como sobre la validez de los comicios.

La elección se celebró en un clima de tranquilidad a pesar de los temores de atentados, 15 dí­as después de que el lí­der de la red terrorista Al Qaida, Osama bin Laden, declarara la «guerra santa» al general Musharraf y su ejército.

Sólo unos 500 abogados se enfrentaron a la policí­a en Peshawar (noroeste) al grito de «Â¡Fuera Musharraf!». Algunos testigos informaron de que los manifestantes intentaron incendiar un vehí­culo policial y lanzaron piedras.

Desde marzo, el colegio de abogados lidera manifestaciones sin precedentes contra Musharraf.

Sin embargo, el principal reto para Pakistán no son tanto estas presidenciales como las legislativas de comienzos de 2008, que se celebrarán por sufragio universal directo y en las que el partido de Musharraf no tiene garantizada la mayorí­a necesaria para gobernar.

En esta óptica, el presidente firmó el viernes un decreto que amnistí­a a la ex primera ministra Benazir Bhutto de las acusaciones de corrupción que la empujaron al exilio en 1999.

Ese decreto abrió el camino a un reparto del poder gracias a una alianza con el Partido del Pueblo Pakistaní­ (PPP) de esta última en las legislativas.

Las citas electorales son observadas de cerca por los occidentales, en particular por Estados Unidos, que convirtió a Musharraf en un aliado clave de su «guerra contra el terrorismo».

Este prometió abandonar su cargo de jefe de las fuerzas armadas, pero sólo después de su elección, al considerar que la Constitución no le obliga a ello antes de las presidenciales, como afirma la oposición.