Murió Otto-Raúl González


El sábado por la noche murió en México el poeta guatemalteco Otto-Raúl González. Ayer fue incinerado para que sus cenizas sean esparcidas por el Lago de Atitlán.


González padecí­a diversos quebrantos de salud, y la causa especí­fica no se ha revelado. Hace algunas semanas, el poeta vino a Guatemala a recibir un doctorado honoris causa por parte de la Universidad de San Carlos, con lo cual visitarí­a el paí­s por última vez.

Desde 1954, se encontraba exiliado en México, debido a la caí­da del gobierno de Jacobo Arbenz, con el que prestaba servicio diplomático.

Publicó más de 40 libros, de diversos géneros: ensayo, cuento, novela y poesí­a.

Su vida

Otto-Raúl González nació en Guatemala, el 1 de enero de 1921. Formó parte del grupo literario conocido como Grupo Acento, del cual también formaron parte Carlos Illescas y Augusto Monterroso. Este grupo se caracterizó por varios aspectos. En primer lugar, fueron parte activa de la lucha para derrocar a Jorge Ubico; segundo, formaron parte del cuerpo diplomático durante los gobiernos de la Revolución, y tercero, realizaron exilio en México, con la caí­da de Jacobo Arbenz.

Literariamente, se puede decir que el Grupo Acento, pese a tener fuertes motivaciones polí­ticas, no basó sus textos en la denuncia social. Sobre ellos pesa una gran tradición literaria, que se plasmó en la calidad de sus escritos.

En el exilio en México, Monterroso, Illescas y González convivieron con los escritores mexicanos. Ninguno de los tres regresó a Guatemala para establecer de nuevo residencia.

Anadrio

Otto-Raúl González

Quien primero vio una nube de color anadrio

era un joven pastor de diecisiete abriles

que más tarde fue monarca de su reino

y hombre feliz hasta decir ya no,

porque el anadrio es el color de la alegrí­a

y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

En mil quinientos veinte

un español porquerizo de Castilla

vino a América y cuando se internó en la selva

vio un árbol de color anadrio;

ese mismo soldado de fortuna

más tarde comió con Carlos V

y fue virrey;

porque el anadrio es el color de la alegrí­a

y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

En la época moderna otras personas

han visto objetos de color anadrio

y su suerte ha cambiado en forma radical.

Un pescador vio una sirena cuya cola

era anadria y desde entonces

pescó y pescó y pescó y pescó y ahora

es dueño de una flota ballenera;

porque el anadrio es el color de la alegrí­a

y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

Vendí­a periódicos un niño,

rapaz sin desayuno, de pobreza trajeado,

un dí­a en su camino vio una piedra

que era, por supuesto, de color anadrio.

Ese niño actualmente es accionista

de una inmensa cadena de periódicos;

porque el anadrio es el color de la alegrí­a

y de la buena suerte.

Pinte usted

las paredes de su casa

de color anadrio

y le irá bien.