Murió el mimo francés Marcel Marceau, mago del silencio


Deceso. Marcel Marceau, el arquetipo del mimo moderno, falleció el sábado a los 84 años de edad. (AFP / La Hora)

El mimo francés Marcel Marceau, el más célebre del mundo, considerado el Charles Chaplin de las tablas, murió el sábado a los 84 años de edad, tras más de seis décadas de actuación, anunció el domingo su familia a la AFP.


Gracias a «Bip», su personaje fetiche, un Pierrot de gestos aéreos, rostro blanco y boca rojo sangre, Marcel Marceau se dio a conocer en los teatros del mundo entero.

El primer ministro de Francia, Franí§ois Fillon, saludó «al artista, al maestro, al resistente» que «encarnará para siempre al payaso melancólico y poético que era su doble».

Con su muerte «Francia pierde a uno de sus más eminentes embajadores», declaró por su parte el presidente francés Nicolas Sarkozy, mientras que la ministra de la Cultura, Christine Albanel, rindió homenaje a quien encarnaba el mimo «con poesí­a y ternura en las escenas del mundo entero».

Nacido el 22 de marzo de 1923 en Estrasburgo (este de Francia), Marcel Marceau llevó el arte del mimo a cumbres inalcanzadas paseando por el mundo a «Bip», el mí­tico Pierrot moderno que creó en 1947.

«Entra en nuestras casas con paso de ladrón y con el terrible descaro del claro de luna», solí­a decir el artista francés Jean Cocteau de «Bip», un chiflado de rostro blanco y ojos de sorpresa con la boca desgarrada de un trazo rojo, presa de las dificultades del mundo moderno.

Admirado como par de Charlie Chaplin y Buster Keaton en Estados Unidos, venerado en Japón, pero también en América Latina o en Rusia, el inventor de la marcha contra el viento habí­a inspirado el estilo de baile «Moonwalker» de Michael Jackson e influenciado al bailarí­n ruso Rudolf Nureyev.

De apariencia frágil pero con gran vivacidad, Marceau fue el artí­fice del renacimiento, tras la Segunda Guerra Mundial, del arte de la pantomima, que habí­a sido opacado por el cine mudo de Chaplin, Keaton o El Gordo y el Flaco (Laurel y Hardy).

Unica ’troupe’ de mimo en el mundo en los años 1950 y 1960, la Compañí­a Marcel Marceau actuó en los principales teatros de Francia y del extranjero, cosechando un gran éxito.

De 1969 a 1971, Marceau animó la Escuela Internacional de Mimo, antes de crear la Escuela Internacional de Momodrama en Parí­s en 1978.

Reconocido en todo el mundo por su versatilidad teatral mí­mica, Marceau fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de Naciones Unidas sobre el Envejecimiento, y se hizo merecedor de una gran cantidad de premios, incluyendo el Deburau (1948), además de dos premios Emmy por sus programas de televisión.

En 2005, a los 82 años, efectuó una gira de despedida por América Latina, que le llevó a Cuba, Colombia, Chile y Brasil.

A principios de la década, Marceau todaví­a realizaba unas 250 representaciones por año en todo el mundo.

«La pantomima es un arte que hipnotiza. Es un leguaje universal», decí­a aquel que habí­a descubierto su vocación riendo, cuando era niño, las farsas de Charlot en una sala de cine.

Durante un encuentro fortuito con Charlie Chaplin en 1967 en el aeropuerto Orly de Parí­s, Marceau habí­a imitado a Charlot con su peculiar andar y su bastón, antes de besar a su «dios» con lágrimas en los ojos, le gustaba recordar.

Hijo de un carnicero que murió deportado al campo de concentración nazi de Auschwitz, Marceau habí­a entrado en la Resistencia francesa en 1944.

«La gente que volví­a de los campos de concentración no podí­a hablar, no sabí­a cómo contar. Yo me llamo Mangel y tengo orí­genes judí­os. Tal vez eso haya influido inconscientemente en mi elección del silencio», confió en una entrevista al diario francés Le Monde en 1997.