El ex primer ministro israelí Ariel Sharon marcó profundamente la región de Cercano Oriente con una larga carrera militar y política por la que, además de admiración, también se granjeó el temor y odio de sus rivales. Sharon murió hoy a los 85 años en el hospital Tel Haschomer de Tel Aviv, tras pasar ocho años en coma.
Sharon entró en coma el 4 de enero de 2006 a raíz de un derrame cerebral y nunca más recuperó la conciencia. Con ello quedó truncado el objetivo que se había propuesto: encontrar una solución definitiva para el conflicto con los palestinos.
Al final de su carrera, este hijo de emigrantes judíos de Europa del Este pasó de ser un héroe militar apodado «bulldozer», por su rudeza y su complexión robusta, a convertirse en un respetado político que se ganó la estima de los israelíes. Pero también el temor y el odio de sus opositores.
Durante sus casi cinco años como primer ministro (2001-2006), Sharon realizó un meditado giro político: primero fue el padre de los asentamientos judíos para convertirse luego en el planificador de la retirada de algunas de estas colonias en los territorios palestinos. Como Ministro de Defensa, también ordenó evacuar los asentamientos judíos en la península del Sinaí en 1982, tras la firma de un acuerdo de paz con Egipto.
Sin embargo, justamente lo que las generaciones venideras heredaron de esa etapa fueron los asentamientos, que en la actualidad siguen siendo uno de los mayores obstáculos en el camino hacia un acuerdo de paz.
A pesar de la severa crítica de la comunidad internacional, Sharon respaldó la construcción de asentamientos judíos en los territorios árabes ocupados desde 1967.
”Ahora todos tienen que ponerse en movimiento, correr y tomar tantas colinas como sea posible para poder expandir los asentamientos”, había dicho Sharon en noviembre de 1998, en el marco de un encuentro con colonos judíos.
”Todo lo que tomemos ahora será nuestro”, vaticinó el político. ”Todo lo que no tomemos pasará a estar en manos de ellos.” Sharon nació el 26 de febrero de 1928 con el nombre de Ariel Sheinerman en Kfar Malal, al norte de Tel Aviv. En 1973 fue uno de los fundadores ideológicos del bloque Likud, de orientación derechista.
A ojos de sus seguidores en Israel, este amante del poder encarnaba los valores sionistas, y en sus comienzos era considerado un valeroso combatiente que defendía los intereses del país.
Como héroe militar, Sharon era ampliamente admirado, sobre todo después de que en 1973, durante la guerra del Yom Kippur, dirigiera a las tropas por decisión propia a través del Canal de Suez hasta alcanzar las orillas de Egipto.
A la luz de este contexto, su plan de retirarse de la Franja de Gaza y de algunos territorios palestinos fue un duro golpe para los movimientos a favor de los asentamientos y para ciertos sectores de la derecha israelí.
El rechazo de estos sectores se hizo oír a pesar de que Sharon, con esa astuta jugada, se había asegurado obtener el respaldo del gobierno estadounidense de George W. Bush para mantener «para siempre» los asentamientos judíos de Cisjordania, más grandes, bajo el control de Israel.
Tras constantes disputas con algunos políticos que acompañaron su carrera a lo largo de muchos años, Sharon abandonó el Likud que había ayudado a crear y fundó un nuevo partido, el Kadima, en noviembre de 2005.
En sus últimos días políticos, el ex primer ministro fue vilipendiado como «un peligro para la democracia israelí» por quienes antaño lo aplaudían por su mano dura y su carácter provocador.
Entre los árabes, Sharon será recordado por muchos como el ”carnicero de Beirut”: durante la guerra de Líbano, una milicia libanesa vinculada a Israel causó una masacre que costó la vida de cientos de palestinos de los campamentos de refugiados de Sabra y Shatila.
Una comisión israelí imputó a Sharon, por entonces ministro de Defensa, una responsabilidad indirecta en la masacre, y el ex general se vio obligado a renunciar a su cargo.
En septiembre de 2000, ya como líder de la oposición, Sharon visitó el Monte del Templo (Explanada de las Mezquitas) en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Aquello fue interpretado por los palestinos como una grave provocación y tras los primeros disturbios el enfrentamiento derivó en la Segunda Intifada.
Rezamos para que se «vaya al infierno»
Hamas se alegró hoy de la muerte del ex primer ministro israelí Ariel Sharon, a quien consideró un «criminal», y dijo que reza a Alá para que «vaya al infierno».
«Sharon es un criminal y provocó desastres al pueblo palestino», dijo Salah el Bardaweel, un portavoz del movimiento islámico palestino que gobierna la Franja de Gaza, en un comunicado enviado a la prensa por email.
«Rezamos a Alá para que Sharon y todos los líderes sionistas que cometieron masacres contra nuestro pueblo para que se vayan al infierno»:
«Cuando el pueblo palestino recuerda a Sharon, sólo recuerda dolor, sangre, tortura, desplazamiento y crímenes», señaló. «Nunca sentiremos pena por su muerte».
Netanyahu: Fue «valiente guerrero»
Ariel Sharon jugó un papel central en la defensa de Israel desde la fundación del Estado y «su memoria será amada para siempre en el corazón de la nación», afirmó el actual primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
«Fue, en primer lugar y sobre todo, un valiente guerrero, un gran líder militar y uno de los mejores comandantes de las Fuerzas Armadas israelíes», citó a Netanyahu ynet, la versión online del diario israelí de mayor tirada.
Sharon lideró el gobierno israelí entre 2001 y 2006.
Tras una disputa con antiguos compañeros políticos abandonó el Likud, el partido de derecha del actual primer ministro, Netanyahu, que había cofundado, para crear en 2005 una nueva formación política, el centrista Kadima.