Me contaban que cuando pasan lista a los alumnos de los institutos Adolfo V. Hall, al final llaman a este cadete y alguien contesta: «Ausente, murió por la patria».
Cómo cambian los tiempos, pues si este joven hubiera tenido descendencia, éstos se sentirían orgullosos que su ancestro hubiera muerto defendiendo el suelo patrio.
Ahora las cosas han cambiado, los que murieron defendiendo la patria para que Fidel Castro la convirtiera en una colonia de Cuba, no se les llama héroes, sino que se les llama asesinos. Con esto no estoy diciendo que no se cometieron excesos, pero si alguna vez tiene oportunidad de estar al borde de la muerte o en un combate, me contará cómo se reacciona. Y como decía mi padre: «No es lo mismo verla venir, que ya casi estar con ella».
Compadezco a las generaciones de los hijos de los oficiales que por defender a la patria tuvieron que combatir a estos grupos y que por estar cuidando el suelo patrio, pasaban meses sin que sus hijos los vieran. Los que tuvieron suerte los vieron más seguido cuando se firmó la paz, pero los que no, sólo recuerdan que regresaron en un cajón y que en él venían los restos de su padre.
Valga este reconocimiento ahora que según el Presidente se está honrando a los mártires, por eso hago eco de sus palabras de que a los héroes se les debe honrar y rindo un reconocimiento para los que gloriosamente murieron por la patria y también a los que expusieron la vida por el mismo motivo.
La campaña contra el ejército es tan fuerte y tan despiadada, que existen muchas organizaciones que de eso viven, y los países europeos les mantienen un flujo de donaciones, para que sus ataques sean mas recios, incluyendo a la Iglesia Católica, que creyó que manteniendo una campaña contra el Ejército iban a aumentar los feligreses, pero el efecto contrario usted lo puede ver.
Debido a esa recia campaña de desprestigio, los huérfanos ahora no pueden ni siquiera tener el orgullo de decir: «Mi padre murió gloriosamente por defender a la Patria».